Sin querer, surgió, una idea, una lectura y un comentario. Con eso La Morada ha creado una nueva sección, Cositas de mi Sevilla, sección que sin querer empezó la semana pasada, sin título, sin pensamiento de continuidad y sin sección. Lo que prometía ser un artículo (post) de transición, uno de esos que se escriben para ser leído y poco más, dio pie a un reto. Un reto lanzado de forma simpática por uno de nuestros más fieles seguidores. Fernando, como te dije, acepto el reto, es más lo acepto con agrado y trataré de sorprenderte semana a semana, a ti y a todo aquel lector que se pase por La Morada para “echar un rato” entre nosotros. Que nadie dude que detrás, delante, entre las líneas del post, detrás de cada foto y encima de cada expresión, hay un cachito de cada miembro de esta tribu que sólo desea que paséis un buen rato. Ya sabéis, único mandamiento: “Hacer feliz a los demás”.
Tras la innecesaria justificación, me van a permitir que escriba para Fernando.
– Niño, he estado a puntito de cometer un error de alineación gravísimo…-
El martes pasado, en uno de esos muchos momentos de no hacer nada, recordé el lanzamiento de guante del viernes anterior y me dispuse a culturizarme investigando en sevillanía. Cuál fue mi énfasis y mi emoción por el momento que escribí dicho post hablando de Javier Lasso de la Vega, pionero e introductor de la Documentación en España y responsable del primer escrito publicado dónde se recogen las doctrinas imprescindibles para establecer un registro y base de datos sobre textos y artículos publicados. Dicho documento se titula Manual de Documentación y vio la luz en 1969. Decía aquel escrito que este sevillano nacido a finales del siglo XIX, tiene una calle que lleva su nombre. Su Curriculum infinito me llevó a publicaciones, títulos académicos, y escritos varios. Craso error.
Esa calle y esa esquina tan cofrade, quien no ha disfrutado de ese sonido y ese movimiento de bambalinas saliendo de Orfila y entrando en Lasso de la Vega, no lleva ese nombre por el cultivado documentalista sevillano que estudió, vivió y se realizó en Madrid. Ese nombre se debe a otro Javier Lasso de la Vega, más o menos de la misma época y de segundo apellido Cortezo. Éste, a diferencia de su “tocayísimo”, estudió en Sevilla, se cultivó en su tierra y desarrolló toda su carrera profesional en Sevilla, y murió dónde hay que morir…
Comparte conocimientos de Filosofía y Derecho con el anterior pero se destacó por ser Catedrático de Medicina, gracias su estudio de enfermedades de la infancia y sus centros. Pero si por algo es recordado Don Javier es por formar parte de unas tertulias muy singulares en La Genuina, compartiendo charlas de toda índole con Antonio Machado, Guichot, Sales y Ferré, también sevillano…, dando como fruto El Folk-Lore Andaluz: Sociedad para la recopilación y el estudio del saber y las tradiciones populares.
En sus publicaciones destacan libros de medicina, poemas de amor, razonamientos psicológicos y todo bañado por una dulce marea de modernismo y evolución, culminado con sus discursos feministas en la Actual Iglesia de la Anunciación, antigua de la Universidad allá por el primer lustro del siglo XX.
Como veis, estuvo siempre del lado del más débil, primero los niños y sus enfermedades y posteriormente la mujer. Este progresista, representante en Sevilla del Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta hizo de su oratoria un arte para luchar contra el conservadurismo de la época. Llegó a ser Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirujía de Sevilla y vivió muy vinculado al Excmo. Ateneo mientras disfrutaba de su profesión de galeno. En 1904 realizó su discurso sobre el feminismo en el que “echaba por tierra” todos los escritos fundamentados de grandes científicos ingleses que trataban de demostrar que la mujer es menos inteligente debido al tamaño de su cráneo… Tuvo tal repercusión dicha exaltación feminista y caló tan hondo que logró poner de acuerdo a toda la prensa escrita de la época, desde el periódico El Liberal al conservador y católico El Correo de Andalucía.
Queridas mujeres que sois o estáis en mi tierra, cuando llegado el final de la Cuaresma, os emocionéis, recéis, lloréis y disfrutéis, bajo un tarde que se pierde, dando paso a una noche estrellada, de un magnífico vaivén y sonar de bambalinas y esa marcha Virgen del Valle tintineando, dejando Lasso de la Vega para embocar al Palquillo, acordaos del que es uno de los “culpables” de la normalidad que reina en nuestra sociedad y de lo atrevido de su discurso.
Fernando says
18 febrero, 2011 at 09:04Por alusiones, muchas gracias. Menos mal que no has cometido el craso error de confundirlos que si no te iba a meter un puro de los buenos. jejejeje veo que tu también te informas….. Mucho mejor que Daoíz, ¿no crees?. Gracias
el guerrero says
18 febrero, 2011 at 12:27Sí sí, sin estatuas. Un sevillano de los buenos, sin armas ni rangos…El viernes que viene otro ilustre…
Nando9 says
22 febrero, 2011 at 23:05otro ilustre…descubrimiento. a la esperamos quedamos los lectores
fernando lasso de la vega says
20 enero, 2012 at 20:45en relidad el javier lasso de la vega al que se refiere Vd. es el hijo del segundo, medico y al que le hicieron la calle, otro hijo Alfonso Lasso de la Vega tambien tiene calle en Sevilla