Cuenta una leyenda que existía un Caballero, muy joven, que nunca necesitó de ir a una pelea para considerarse el mejor Caballero de la corte. Él, en su orgullo, se sentía el mejor pese a no poder contar ninguna gran victoria en la batalla. Sólo conocía las que su padre le contaba sobre su abuelo, conseguidas en su juventud.
Un día el Caballero, soñaba con poder ir a alguna gran batalla, pero por distintos motivos le fue siendo imposible. Hasta que un día, el Caballero se lo propuso con tantas ganas que decidió ir por su cuenta, y se encontró su primera batalla (no era como las de su abuelo, pero era un comienzo). Creo recordar que era un 23 de Mayo. El Caballero, tras ver como sus demás compañeros agonizaban supo que era su momento y consiguió la victoria frente a los navarros. Ésta victoria, fue la recompensa a tanto tiempo esperando un momento así, tras ésta vinieron muchas más. Y su pueblo saltó de júbilo al ver que su Caballero se hacía mayor, y que ellos podían disfrutarlo.
El Caballero seguía queriendo más, un día tras verse en una emboscada y cuando ya daba todo por perdido, recordó el orgullo que le había hecho llegar hasta allí y consiguió salir victorioso del infierno griego. Se trataba de un 24 de Febrero y ese día necesitó de hasta 5 valientes en primera línea para conseguir la victoria. Y su padre se sintió muy orgulloso de él.
Con el tiempo, el pequeño Caballero sufrió algunas derrotas que fueron haciéndole creer que no podría emular a su abuelo. Pero siguió soñando con una gran victoria, una que le hiciera poder conocer aunque fuera sólo un poco lo que sintieron sus mayores.
Y llegado ese día, no defraudó. Lo dio todo, fue una de las batallas más largas y más recordadas en la memoria de todos. Ya no había apenas fuerzas, el pueblo rezaba porque la batalla fuera victoriosa, el Caballero batallaba con el alma y el corazón, con la mirada puesta en su abuelo. Y cuando todo llegaba a su fin, el Caballero consiguió vencer al último enemigo que quedaba en pie. Se trataba de un 27 de Abril, y el imperio germano había caído.
Tras esta victoria, ya todos fueron creyendo en él. Él ya era feliz, ya conocía lo que sus mayores habían sentido. Pero ahora quería más, quería sentirlo en primera persona. Y lo consiguió un 10 de Mayo, cuando cruzó Europa para batallar contra unos ingleses, como él, en tierras holandesas. Venció, y no dio opción ninguna a su rival. La victoria fue celebrada por todo el pueblo y por los pueblos de alrededores y más allá.
Tras unas vacaciones, merecidas, fue llamado para una gran batalla. Un Gigante, invencible amenazaba con conquistar Europa. Y el Caballero, no lo dudó un instante y aún sabiendo de sus pocas posibilidades apeló a su casta y coraje, y cómo no salió de nuevo victorioso. Ese Gigante no supo qué hacer para defenderse y claudicó ante el poder del Caballero. La fecha, marcada, era un 25 de Agosto.
Con el paso del tiempo, la gente fue considerando al Caballero como su Guardián, y él como el Guardián de su pueblo.
Un día volvió a encontrarse con un viejo conocido, pero esta vez los dos tenían algo que ganar en esa batalla. Tras salir derrotado del primer envite y consciente de que las batallas se ganan al final, se armó de todo su valor y frente a los suyos consiguió la victoria definitiva, ganando así la batalla, de nuevo frente a los navarros, allá por un 3 de Mayo.
Sin mucho tiempo para recuperarse de las heridas de la batalla, el Caballero fue a una de sus últimas grande batallas. Volvía a cruzarse media Europa con el fin de derrotar al vecino del Gigante que ya había derrotado, una especie de Ogro que aparentemente no opondría gran resistencia. El Caballero, quizás algo confiado, estuvo a punto de perder la batalla, pero ese día tuvo la suerte de su lado. Volvía a su casa de nuevo victorioso, era un 16 de Mayo. Era la tercera vez que volvía con la misma sensación tras una batalla europea, entre medio alguna batallas más ganadas cerca de casa.
Hoy, a este Caballero, a este Guardián, le toca librar con unos Dragones que vienen a tratar de quitarnos el único sueño que nos queda. Y hoy, como siempre, el Guardián no se lo va a poner nada fácil.
Recordando que ahora nos atacan los Dragones, pero que ya irán nuestros Guardianes a su guarida a librar la batalla final…por ahora.
Porque somos los Guardianes de Nervión, y tenemos que animar como cuando éramos ese pequeño Caballero que vivía de sus sueños, ahora hemos vivido los sueños y queremos más.
Como dijo Paulo Coelho, “Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.” Y quizás este sea el único camino que nos queda para seguir soñando…quizás.
ÁS_FdN
el guerrero says
17 febrero, 2011 at 00:48Aquí me tienes, oh Guardián, mi Guardián, dispuesto a la Batalla. Que mi voz al viento sea trompa que inste al pueblo a la Guerra y mi bufanda, espada capaz de derrotar dragones y mi corazón…mi corazón será el tuyo si tienes a bien, necesitarlo.
A por ellos!!!!