Ayer fue uno de esos días que a uno le hacen pensar, y mucho. Todo empezó en la tarde-noche del domingo, concretamente en el descanso del partido del Sevilla, curioso. Recibo una llamada al móvil citándome para el lunes, en principio por la mañana, y que se desplazó a las 18:00 de la tarde. Imaginando lo que podía ocurrir, advertí a tal señor que en caso de no poder atenderme, me avisara con tiempo para evitar mi desplazamiento. Dicho y hecho. A las 14:45 del lunes, recibo esa llamada. “Guerrero, me va a ser imposible”. Total que se pospone para el martes, no sin antes de colgar decirme que no habría grandes novedades ni correcciones.
Llegado el martes, tempranito, tengo esa reunión la cual es el primer encabronamiento del día. Lo que el día anterior era poquita cosa, se convierte en la modificación del 30% de una documentación. ¡¡Joder con las minuencias…!!!
Pero os aseguro que hubo algo que me jodió más que el tener que modificar esas cosas, en las cuales estaba inmerso cuando he decidido ponerme a escribir. Lo que más me jode, con todas las letras, es que el esfuerzo de casi un año, cierto es que no a pleno rendimiento, se estaba tomando como algo que a ver cómo podíamos defender, cuando salvo conceptos y correcciones teóricas, ha sido todo a modo autodidacta. Todo era regular, aceptable y nada estaba bien. No puedo con eso. O está o no, o vale o no vale, sirve para algo o es una pérdida de tiempo. Asemejo mi estado a la célebre frase de que hacer por hacer, si es pa ná es tontería. Pues es esas ando.
Prosigue la mañana y, por suerte, habíamos concertado una visita a una familiar y nos fuimos de compras para una fiesta este próximo sábado lo cual me hizo olvidar por unas horas.
Pasado el almuerzo, marcho a atender otro asunto que tenía ayer, todo el mismo día, casino netherlands y “me pegao” 20 días de “vacaciones” sin saber qué hacer…
Este asunto era la presentación de una pijada de 8.500€, y no se te ocurra decir que es un Master. ¡¡No lo digas!! Te ponen ante tus ojos un mundo maravilloso, la oportunidad de tu vida. Me sentí una mierda por dudar si era lo que yo necesitaba o no. Poco más que sin esto, serás un menesteroso toda la vida. Evidentemente, el Castillo de sueños exige una serie de requisitos para que sólo príncipes de papá o gente sin miedo sean protagonistas del cuento. Si eres un tieso, como siempre, se puede financiar…
Después de 3 horas de charlas e intervenciones, todo de lo más ameno y agradable, vuelves a la realidad, a tu jodidísima realidad, 31 tacos, sin trabajo gracias a unos señores que decidieron en su momento putearte y mentir descaradamente para abusar de un trabajador y un proyecto al que cada día le tienes más asco y que empezó siendo el aprendizaje de un programa y yo que sé cómo puede terminar. A un momento de paro de vida, todo en stand by ya que no puedes ni casi salir a la calle, salvo dinerito familiar, y mucho menos hacer planes de futuro, cosa que llevo deseando años…
Mi cuerpo, mi corazón, mis sentidos, estaban idos, tristes, con ganas incluso de llorar, supongo que el cúmulo de pequeños granitos siempre termina convirtiéndose en montaña. Ceno, veo al Morera y al Selu para intentar alegrarme un poco, casi sin conseguirlo… Decido acostarme.
Enciendo la radio, el programa de deportes de todas las noches y cuál es mi sorpresa que en vez de CR7, del gol de Benzemá y del partido de esta tarde del Sevilla en Oporto, conectan en directo con Libia, dónde un loco llamado Gadafi ha sacado el ejército a las calles y están atacando a su propio pueblo. Decenas de personas muertas por querer ser personas… Todo esto me dejó aún más tocado. Os he de reconocer que no soy, ni de lejos, el más sensible con este tipo de cosas. Las veo muy lejos y por lo general, lo que no tengo o no pertenece a mi alrededor no suele afectarme lo más mínimo.
Tras media hora de reflexión, y tras pensar que hay personas peor que yo, muchísimo peor, no llegué a ninguna conclusión clara. Es jodido lo que están sufriendo esa buena gente, o mala, que los habrá de todos, que en Egipto, hacen oídos sordos al clamor popular en las calles, que en Libia más de lo mismo, que en Israel y Palestina siguen sonando las balas, que en Cuba sigue mandando otro loco con la misma barba, y que en África, demagogias a parte, siguen follando sin condón y fomentando el SIDA. Termino esta reflexión, casi como siempre últimamente, ¿realmente nos importa lo que pasa “dos manzanas” más pallá de dónde vivo? Sinceramente creo que la respuesta es NO. Lo vemos en las noticias, lo escuchamos por la radio, pero de ahí no pasa. Mientras no me toque a mí…”bastante tengo ya, con no tener un trabajo…”
Quizás la jodidísima situación en la que vivo no sea tal, ¿no creéis?
el filosofo says
23 febrero, 2011 at 12:26Pues sí querido Guerrero, a veces nosotros mismos nos agobiamos por «problemas» que en comparación con los que tienen otros no son problemas. Pero no por ellos no afectan. Son las cosas que nosotros sentimos, y eso duele de alguna manera.
Los problemas de los demás nos preocupan, y si son muy cercanos nos duelen también.
Si es es egoísmo o no…no lo sé. Quizás sí lo sea o quizás, sólo quizás, sea una manera de protegernos y poder vivir nuestra vida.
un saludo a pa´lante!!
Ocupado says
23 febrero, 2011 at 16:57La pre-ocupación es uno de los efectos de no estar «ocupado».
No podemos evitar que ciertas cosas nos duelan. El paso del tiempo, un abandono, un pisotón. Lo que sí debemos procurar es no obsesionarnos. El dolor no es lo único que existe. Y prueba de ello son los libios, los ancianos, los enfermos, y todo ese paisaje de superputeados, que por alguna razón incomprensible, se levantan cada día con ganas de seguir viviendo, de seguir luchando. Tengo que aprender.
(Viene una generación, violenta, ignorante. Hablo con ellos, les enseño cosas. Nos despedimos con cariño, con respeto entre nosotros y por la verdad. Esa generación se marcha y viene otra, nuevamente, violenta e ignorante. Y yo no puedo dejar de decirles cosas y enseñarles, aunque sé que se irán y vendrán otros)
Vivimos en un paraíso perdido constante. Pero vivimos. ¿Me preocupo por vivir o me ocupo en vivir?
Mayte says
23 febrero, 2011 at 19:23Pese a riesgo de resultar egoísta, sinceramente pienso que lo que voy a decir tiene sentido en tanto en cuanto así ocurre y nos ocurre a todos.
Para cada uno de nosotros nuestros problemas son los peores, los más importantes y los más graves, son los que nos hacen sentir peor y con más mala suerte que nadie. Paqra cada uno sus problemas son lo primero, incluso nos hacen caer en enfermedades horribles a veces sin darnos cuenta, aunque esos problemas compradaos con los de los demás sean una nimiedad, pero que «cada palo aguante su vela», este es el pensamiento que solemos tener y lo nuestro tiene prevalencia sobre todo lo demás, sobretodo si ese «demás» nos coge lejos…
Nando9 says
23 febrero, 2011 at 19:28A veces, cuando soñamos o reflexionamos sobre nuestras vidas no sabemos valorar las cosas que tenemos alrededor, sobre todo aquellas que nos pueden permitir tener a nuestra disposición recursos para cambiar situaciones que no nos gustan o llegar a aquellas que queremos alcanzar.
Y con esta idea, el primer recurso somos nosotros mismos. Dispongámonos a mejorar y a cambiar, apuntémonos con el dedo y digamos…eh! ese soy yo…. Soy yo quien va a cambiar mi situación. Necesitaré cosas, pero soy yo la primera de esas cosas.
Alzando los brazos entonces, pongámonos a trabajar. Identifiquemos qué puntos o aspectos de nuestra vida nos pueden poner trabas, o que trabas nos hemos puesto, en el camino. Olisqueemos el terreno, como perros, sin miedo a encontrar cosas que no nos gusten. La dignidad no siempre está reñida con el orgullo. Saquemos pecho y después la nariz al camino.
Pero no corramos. No nos precipitemos, no vaya a ser que las conclusiones, o lo que es peor, nuestras palabras, transmitan una realidad distorsionada que ni nosotros mismos nos creeríamos si la escucháramos de otro. Dejemos que las ideas maduren por sí mismas lentamente, como la hierba, como el pelo de la barba.
Pongamos la correa a la prisa y poco a poco, sólo poco a poco, alcanzaremos nuestro éxito. O quizá no. Pero aún no alcanzándolo, podremos decir en el futuro que nuestra vida fue, de arriba abajo, una trayectoria de éxito.