Es el camino señalado con catorce estaciones, bien con cruces, cuadros incluso en algunos casos con altares, y que se recorre rezando en cada una de ellas, en memoria de los pasos que dio nuestro Redentor Jesucristo camino del Monte Calvario para su Crucifixión.
En Sevilla por autonomasia, el Vía Crucis está marcado por el camino que va desde la casa de Pilatos hasta el Templete de la Cruz del Campo. Camino que según el Marqués de Tarifa, tiene la misma distancia que recorrió Jesucristo desde el Pretorio de donde salió con la Cruz a cuestas hasta el Monte Calvario.
Encontrándonos en el citado camino, distintos azulejos alusivos a las catorce estaciones y momentos de la pasión de Cristo, representándose en dichos azulejos imágenes de la Semana Santa Sevillana.
En el año 1976, el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, decidió con buen criterio, hacer realidad un deseo que venía cada vez con más fuerza entre el mundo cofrade Sevillano, de hacer posible un Vía Crucis por las calles de Sevilla con llegada hasta la Santa Iglesia Catedral, con la colaboración y participación de las Hermandades Sevillanas.
Se acordó que se realizaría el primer lunes de Cuaresma y que estaría representado por la Imagen de nuestra Semana Mayor que determinara la Junta Superior del Consejo que se reuniría a primero de año.
Las estaciones del Vía Crucis, se realizarían en la calle, en distintos puntos del recorrido que tuviera que cubrir dicha Imagen. Fueron unos cuantos los años que se realizó de esta forma el Vía Crucis.
Pero el Consejo decidió que las catorce estaciones del piadoso Ejercicio, se realizarán íntegramente en el interior de las naves de la Santa Catedral, con la Imagen detenida ante distintas capillas del Templo Catedralicio y ante catorce cruces de Guías de diferentes Hermandades y que anteriormente designaría el Consejo para participar en dicho Acto, junto a otras que harían las lecturas correspondientes a cada estación.
El Vía Crucis, concluye cada año en el Altar Mayor de la Santa Catedral, con las palabras del Arzobispo de la Archidiócesis Hispalense.
La Imagen designada por el Consejo, saldría en salida extraordinaria y siempre sobre andas, nunca en sus Pasos Procesionales.
Se puede decir a boca llena, que desde el primer año que se organizó tan maravilloso Evento, fue un completo éxito piadoso, donde de manera espectacular y viniese del punto que viniese de nuestra Sevilla, el recogimiento y la oración de las miles de personas que acompañan a la Imagen es ejemplar.
Porque aunque no sea Semana Santa, cada Hermandad reúne el día de dicha salida a muchísimos hermanos, unos formando parte del Cortejo, y otros junto a las andas donde va la Imagen de su devoción.
Pero no solamente son sus hermanos los que acompañan a dicha Imagen es ¡Sevilla entera! la que se vuelca en el acompañamiento, tanto a la salida hacia la Catedral como a la vuelta a su templo.
Porque para el cofrade sevillano indistintamente de sus Imágenes del alma, cualquier otra Imagen representativa de Dios o de su Santísima Madre, es lo que verdaderamente le importa.
Por eso en Sevilla, el Vía Crucis, siempre será algo diferente donde por encima de todo, brillará la devoción el recogimiento y la oración a Dios.
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