Aún estamos bajo las secuelas de una Semana Santa pasada por agua, tortuosa y triste para la mayoría de los cofrades y con graves pérdidas en el sector hostelero. Cuentan que las pérdidas rondan el 40%, un desastre…
Pues mientras en las priostías se empieza a guardar la plata, y las cererías recogen todo el material no utilizado, en Los Remedios, surge de lo más profundo de mi Sevilla un Arco colorista y muy colorido. Una puerta azul a otra ciudad, la del albero, la de la manzanilla, la del cante por sevillanas y las flamencas guapas con flores en el pelo. La ciudad del paseo de caballos, la de las manzanas dulces, las del algodón de azúcar, la de la tortilla de «papas», el queso y el jamón, esa en la que te vuelves majareta y sólo tienes hora de entrada. La de los amigos en sus casas de telas a rayas, la de las fachadas triangulares y bonitos encajes, la de los farolillos…
Sevilla se iluminará por palmas mientras algún trovador le cantará a esa gitana morena que llena de volantes el corazón de algún sevillano que cual marioneta, se dejará «engatusar» por unos ojos negros, perfectamente pintados para la ocasión y una cintura que quita el hipo.
Y paralelamente a todo esto, el negocio. Porque como comprenderéis, hay personitas que se juegan un dineral en estos días. Desde el quiosquito de tabaco, al chiringuito del algodón a esas interminables y mastodónticas atracciones que hacen las delicias de los chiquillos en la calle más loca que se recuerda y que por algo la llaman del Infierno… Grandes oradores de la calle que reparten el protagonismo entre muñecas chochonas y bicicletas, entre premios de consolación y carreras eternas de camellos…
Como el espíritu de La Morada también es el de informar, os enlazaré al lugar dónde debéis ir para conseguir algún aparcamiento para vuestro coche, os dejaremos un plano para que no os perdáis y os mostraremos los carteles de ese otro Sagrado Coliseo Sevillano, que siempre será de Pepín, en el que gladiadores con bordados en oro se juegan la vida delante de fieras astadas para el disfrute de la Sevilla más romana, la del puro y el clavel, la del pañuelo blanco otorgando premios, la de los entendidos en arte…
Pues sí señores, empieza la otra semana grande, ésta sin religiones, sin cristos ni vírgenes a los que rezar pero con imágenes sagradas como la de ese caballo bien llevao, ese paseíllo torero y con un único mandamiento: pasarlo bien.
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el filosofo says
28 abril, 2011 at 18:06a la Feria a la Feria!!! Ganas de ver morenas que harán de mi un títere…
Mayte says
28 abril, 2011 at 19:12Ojú qué ganitas de que llegue ya mi feria de mi alma!!!! Además como este año el traje es corto, el agua hasta que no me llegue por las rodillas no me quedo en casa….jajajaja