Pleno verano,incluso en sus inicios se puede tener esta sensación…Se recuerda con pena el día que te despides, temporalmente, de todo lo que te rodea de forma cotidiana. Los madrugones sólo son porque te apetece pasear por la orillita de la playa de turno, aun cuando la noche se haya alargado allá por la madrugá aprovechando esos vientos tan agradables, esas terrazas veraniegas y esa fantástica vista desde la terraza del apartamento.
Los mosqueos y malos humores se deben exclusivamente a los dolores de hombros provocados por el calentón del Lorenzo junto con el descuido de la protección solar. ¿Es posible quemarse a rayas? Pues sí. Primer día, poco tiempo. Sombrilla amarilla y azul a franjas…Los rayos atraviesan el amarillo y rebotan en el azul. El resultado a parte de doloroso es cuanto menos simpático; simpático para el que te ve…
Unas llamadas telefónicas son el único nexo de unión con la realidad. Te comentan que la acetona prácticamente se evapora en las calles (Tevap=56ºC) y que se usan los balcones y ventanas para freir huevos…-“po” aquí hace un fresquito…-odio de muerte al otro lado del móvil.
Los días pasan, por suerte lentamente, lo que quiere decir que estás aprovechando cada hora, minuto e incluso los segundos. Las horas se miden en olas que llegan y olas que van, en baños y chapuzones en la piscina.-Por las olas que llevo contadas, 3 baños y un buen chapuzón…”niña, las dos y pico, vámonos pa´almorzar”- ¡¡No falla!!
Los paseos nocturnos por las calles del pueblo son de obligado cumplimiento, sus plazas, su gente y sus tiendas. ¡Eso es así! –vamos a tomarnos un helaíto aquí- ¡¡Venga!!
¿Cuál es el problema de todo esto? Ninguno salvo uno: ¡¡¡que se acaba!!! Y antes de esto, el último día…tienes que hacer lo deshecho, camisetas dobladas, pantalones, calzonas y bañadores-¡¡Ay!! las chanclas…- y todo con ese sentimiento de que esta noche vuelta a la realidad, al calor de tu ciudad y sobre todo, que se acabó lo bueno; la sombrilla se esconde, los bañadores se guardan y se cogen las gafas de sol para salir a la calle y el aire acondicionado para vivir…
¿La suerte? Que hemos vivido unos días geniales y que la realidad sin ser tan idílica, no deja de ser fantástica. salvo por algún que otro detallito entre los que se encuentra el jefe.
Lo del jefe es producto de una insolación de despedida… je je je.
quizás lo bueno de pegarse unas buenas vacaciones sea echarlas de menos luego…eso significa que han sido muy buenas…pero solo quizás!! jajja!!!