En el primer aniversario de la tragedia que ocurrió en la mina San José, en el desierto chileno de Atacama, el silencio es total.
Parece mentira que donde acudieron personas del mundo entero, para recopilar noticias sobre el derrumbe que sepultó 7O días a 33 mineros, ahora solo queda el recuerdo en las memorias de los “33”, que es como se les conoce.
De aquella ciudad donde hubo, colegios, comedor, calabozos y hasta casas rodantes y que los familiares y amigos de los mineros bautizaron como “Campamento Esperanza”, no queda ni rastro.
De toda aquella tragedia que pasó y que sirvió para que tanto prensa, como radio y televisión, ganasen bastante dinero, mientras que los sufridos mineros, solo consiguieron “fama y muchas promesas” que de momento casi todas, han quedado en “Palabras vacías”.
Solo y gracias al millonario empresario minero Leonardo Farkas, que sí cumplió su promesa regalando 7.OOO.OO euros a cada minero y dos casas que ofreció a dos mineros que no tenían viviendas, pudieron coger algo.
Porque de aquella película que tanto hablaron, para que el mundo entero viviese aquella horrorosa experiencia, “nada de nada”.
De los beneficios que originaron la venta de libros, tampoco.
Mientras tanto, los pobres mineros seguirán teniendo problemas con sus amistades y familias, queriendo despertar del sufrido sueño que vivieron pero que desgraciadamente, tardarán bastante tiempo para que puedan olvidarlo.
La gran mayoría están sin trabajo, pasando penurias y sufriendo ataques de pánico y claustrofobia, desorientados con pesadillas cada noche y queriendo solamente estar en soledad.
Algunos mineros comentan que estaban más tranquilo dentro de la mina, a pesar de saber el peligro que corrían, que ahora que están libres y seguros, pero que no tienen donde caerse muertos.
Algunos pensaban, sobre todo los más jóvenes, que después de todo lo vivido dentro de la mina y donde parecían hermanos, que al salir serían verdaderos amigos, pero no ha sido así.
Qué pena que todo quede en el olvido, “hasta que llegue el espabilado ricachón de turno, que actuará a su forma y convenio, porque aunque pasen algunos años, seguirá siendo interesante para el público en general, y todos los beneficios que se originen, irán directamente a su «bolsillo».
¡Y si no, al tiempo!
genial reflexión, el problema es que no es la primera vez ni por desgracia será la última y ya hasta nos parece «normal».
Pasó con los mineros, como con las catástrofes naturales, como con las hambrunas etc
El mundo «civilizado» solo se mueve por la novedad, por lo que vende…y así nos va.
Un saludo grande.
Totalmente de acuerdo contigo Filósofo y a colación de este post cargado de verdades, qué más se puede decir…
Pues más de lo mismo, que después de cada una de las catastrofes que hemos conocido han llegado numerosas ayudas, algunas sinceras y reales (las menos) y otras simples figurantes para sacar tajada.
Después de cualquier tragedia tardan lo mínimo posible en hacer una película, ¿de la que los perjudicados cuánto cobran?
¿Cuántos se han lucrado gracias al sufrimiento de los demás?
Así está la vida…
El niño del zurraque lleva razón, y mucha, porque por desgracia la vida y el mundo, está diseñado para los poderosos, que por lo vivido y visto, parecese que el tener dinero va reñido con las buenas gente, a mas dinero y poder, mas malos son, sin corazón, no se como pueden dormir.