Muchas veces, los creyentes nos preguntamos ¿será verdad que existe el cielo?
¡Pues si existe, yo tuve la gran suerte de descubrirlo, e invito a todo el que quiera descubrirlo a que acuda al convento de Sor Ángela de la Cruz!
Por circunstancias de la vida, tuve la suerte de que un día decidiera visitarlo. Solo lo conocía de su existencia, por los comentarios de la gente y sobre todo del gran respeto y admiración que se siente cuando pasan por tu lado, una pareja de Hermanas de la Cruz, con sus hábitos que humildemente se enfundan cada mañana, haga calor, frío, lluvia…
¡Me maravillo de qué puedan existir estos “ángeles”!
Fue una mañana que no me encontraba bien, pues tenía un dolor tan grande de cabeza, producido por las dichosas migrañas que padezco que me tuve que marchar del trabajo.
Como soy tan testarudo, a pesar del dolor y de las fatigas que llevaba, decidí no coger ningún medio de transporte y marcharme andando.
Fue yo creo como una llamada lo que me hizo acercarme hasta el convento. Conforme me fui acercando a la puerta, me empecé a cruzar con “parejas de ángeles” porque luego fui descubriendo que los ángeles habitan en este convento.
Fue algo inquietante y respetuoso traspasar el umbral de su puerta, que amablemente abre una hermana al tintineo de una pequeña campana.
Preguntarle a la hermana el lugar donde se encuentra “Madre” que es como la conoce todo el mundo en Sevilla y bondadosamente te indica el camino que te lleva hasta la capilla donde se encuentra la cripta con su cuerpo incorrupto.
Cómo no será el conocimiento sanitario que tienen estas hermanas que inmediatamente de indicarme el camino, me preguntó ¿hijo se encuentra usted bien? Había notado en mis ojos el profundo dolor que llevaba. Yo le expliqué el motivo de mi dolor y fue como el rayo, el decirme -¡espere usted un momento!- al instante se acercó con un analgésico y un vaso de agua, a lo que me invitó a tomármelo.
Mi admiración fue en aumento como no online casino queriendo creer que pudiera haber personas como éstas. Le agradecí sinceramente el interés que tuvo conmigo, a lo que me respondió con una sonrisa.
Me fui acercando a la pequeña capilla y en el primer banco que me encontré, me arrodillé; que paz, que tranquilidad, mis ojos se dirigieron a la urna de cristal donde se encuentran los restos de Santa Ángela de la Cruz y mantuve una conversación muda con Élla y fui recibiendo sus contestaciones en forma de alivio para mi cuerpo, y donde la paz y el perfume embriagador de los numerosos ramos de flores que adornan sus macetas blancas ,me transportó a otro lugar donde no existe el rencor, ni la maldad, solo existe el amor.
Ahora me explico cómo se puede día tras día, vivir esta calidad de vida y entregarse en cuerpo y alma a los miles de enfermos y de ancianos, que gracias a estos “ángeles” pueden soportar sus dolores y otros finalizar sus vidas, sabiendo que unos “ángeles” serán sus portadores hasta la presencia del Altísimo.
¡Por eso digo con fe ciega, que el cielo existe, y está en Sevilla!
Luisa says
15 noviembre, 2011 at 13:11Varias veces a borrado lo q iba a poner en este comentario, lo único q mantengo de todos los anteriores es q estos seres son ángeles benditos del cielo q gracias a Dios habitan en Sevilla y de los cuales hago referencia cada vez q se saca a mi alrededor algún tema relacionado con la iglesia porque ellas y solo ellas hacen iglesia y no esa cantidad de chusma q se dedican a criar a niños q en su inocencia se creen todo lo q ellos les hablan de pobreza y cuando te das cuenta tienen un Volvo ultimo modelo y la furgoneta de la langosta dorada aparcada en la puerta «de su casa» dos veces en semana…eso si es iglesia?? Eso es vergonzoso y vergüenza siento muchas veces de haberme criado en un colegio salesiano.
Ángel says
15 noviembre, 2011 at 22:22Mi abuela le rezaba todos los días para que nos cuidara a todos nosotros..hoy soy yo el que le reza a ella para que cuide de mi abuela esté donde esté… aunque más bien le rezo a mi abuela para que me siga cuidando.
un beso a mitad de camino de mis dos casas…
Ayfe says
16 noviembre, 2011 at 11:28Me has emocionado, me ha gustado mucho y me he ido poniendo en tu piel en cada paso que dabas. Nunca he estado en el convento y aún así siento esa admiración y respeto que cuentas por las Hermanitas de la Cruz, verdaderas benefactoras del necesitado en todas sus variantes. Un beso