Sí sí, no penséis que es un error a la hora de escribir el titulo. No me refiero a un desembarco, o sea…, me refiero a un des-desembarco.
Famoso es el desembarco de Normandía o el de Pearl Harbor. -¿Os imagináis cuántas batallas hubieran ganado si todos se quedan con los brazos cruzados?-¿Cuántas guerras? La respuesta es bien sencilla. No se hubiera ganado ninguna. ¡¡vamos!! No hubieran ni empatado a cañonazos…
Y los famosos desembarcos de la Armada Española…Tales fueron que a día de hoy aún se recuerdan, para expresar el abuso que realizan los jugadores españoles de tenis en el circuito internacional. Comparan a Nadal, Almagro, Feliciano, Ferrer y compañía con aquellos galeones que hacían temblar al más temido pirata, de uno al otro confín…
Pues ni barcos, ni ejércitos. Mi reflexión de hoy es para desembarcos personales, afectuosos sean de la índole que sea.
Uno siempre se rodea, o trata, de esas personas que uno cree que son necesarias tanto por lo que le aportan como por lo que no. Me explico; unos nos aportan cariño, ternura, amor, sinceridad, diversión; otros, se encargan de abrirnos los ojos siendo crudos, y no darnos ojana ni dorar ninguna píldora innecesariamente.
Cuando uno tiene un problema, más grave de los cotidianos, uno espero dicho desembarco de su gente. Unos se preocupan en demasía, -siempre se les agradece- otros dan pasos adelante y se presentan al acto pase lo que pase y otros sin embargo no hacen nada.
A este ultimo tipo es a lo que yo llamo desdesembarco…
Os pongo en situación. Tienes un conflicto grave, muy grave y lo lógico es que la o las otras personas reaccionen. Tu esperas un cambio, un giro, un aumento de atención, lo que yo llamo un desembarco…-¿Que recibes a cambio?- Nada, indiferencia, como si todo fuera como a esa otra persona le gusta. Conclusión: o esa persona no sabe apostar por ti o no puede seguir estando en tu grupo de personas si dado el caso, no realiza el desembarco que se precisa…Ni un mal cañonazo al aire.
Lo dicho, apostad por los vuestros sin necesidad de llegar a los extremos, pero llegados a ellos, haced con vuestra gente lo que ellos harían por vosotros. Creo que es una buena medida para cuantificar el número de cañonazos de afecto que son necesarios para según quien. Si tu has acabado con tu munición y el otro ni siquiera ha sacado la pólvora del baúl, mal asunto…
Totalmente de acuerdo contigo, Guerrero.
Cuando alguien tiene un problema o pasa por una situación difícil es cuando realmente te das cuenta de quién navegaría contigo hasta el fin del mundo y quienes son meros polizones esperando desembarcar lo antes posible…
Pero también te das cuenta que tus compañeros de viaje también pueden estar en situaciones difíciles y por lo tanto no actuar como tu pensabas que actuarían, sin que con ello quieran bajarse del barco.
Lo importante aquí es intentar conocer bien a una persona y saber si es tripulante o un polizón, comprender a los tripulantes e ignorar a los polizones…
Aprovecho para saludar a toda la tribu, siento teneros abandonados.
No sabes cuanta razón tienes…
Lo duro de esto es estar en esa situación difícil y ver como tu tripulación, tu lugarteniente, tu ojito derecho no se entera de que se va a pique. Que cada grano de arena se convierte en desierto y que cada cañonazo va dirigido a donde mas duele y aun asi nada hace…
Es duro ver como cada lagrima que se derrama al suelo no es mas que eso, una gota que se pierde…es duro ver que nunca hay un pañuelo cercano…
Me alegro que vuelvas a tu Morada y espero que me avises algun dia, a mi correo, que creo que aun lo conservas, que has vuelto a escribir…
Saludos!!!
Me gusta lo que has escrito,porque precisamente llevo pensando en esto unos dias. El barco, los que suben, los que se bajan, los que suben sin saber que se pueden encontrar allí arriba y salen corriendo, los que se asoman desde abajo y prefieren quedarse donde están o los que con los ojos cerrados suben sin saber que pueden encontrarse una vez allí, pero dispuestos a navegar contigo donde haga falta.
Es curioso. Pero real como la vida misma.
Vaya… hace días que me planteo por qué la gente actúa así. Qué de gente he necesitado, y necesito, en mi día a día y pasan de mi. Hablo de aquellos amigos de verdad, no de cualquiera, a los que les ha podido más la distancia y la indiferencia. Por más que yo haya gastado toda mi munición de llamadas, mensajes y demás… ellos los han recibido y o no les han impactado, que lo dudo, o les ha protegido su chaleco antibalas de la dejadez.
Mientras, yo sigo navegando harto de desdesembarcos que duelen…
Como siempre Guerrero un placer navegar contigo y esta Tribu de locos!!
Pues no. Lo siento. Últimamente dices cosas que no me convencen. ¡¡Pero qué filosofía de nenazas es esa de esperar a que te den la guantá (cariñosamente hablando)!!
Si los ingleses se hubieran estado quietecitos, los alemanes habrían acabado rápidamente con todos los que tenían que matar y en paz. Y si los franceses no se hubieran pasado de lo lindo en Versalles, los alemanes no tendrían ganas de tanta fiesta. Y si los alemanes no se hubieran pasado de la raya en su momento, los franceses no le hubieran cogido tanta hincha. Y si Napoleoncito se hubiera estado quietecito los alemanes tampoco se habrían imperializado como lo hicieron… Y así llegamos hasta Caín y Abel. El muermo de Abel que se estaba quietecito y el cabrón de Caín que decidió pegarle una guantá para que reaccionara… ¡¡Coño, Abel, espabila y entérate de qué va esto de la muerte!!
¿Y qué hizo Dios al respecto? ¿Acaso le devolvió el golpe a Caín? No, todo lo contrario, se estuvo quietecito y puso por ley que nadie tocara a Caín y se estuvieran quietecitos. ¿El ser humano hizo caso? No; no siguió el ejemplo, se vengó y así venimos arrastrando venganzas hasta nuestros días.
Pero si el ser humano actúa sin esperar de Dios una miserable respuesta… ¿por qué esperarla del resto de los mortales? Que cada cual haga lo que crea que tiene que hacer, ¿qué historia es esa de esperar la vuelta? Cada uno es responsable de las guantás que da, y no de las que recibe (cariñosamente hablando).