“¡¡¡Abuuuu!!!, ¿dónde te metes?”, llegó el nieto gritando, “estoy en el despacho”, respondía el abuelo mientras seguía mirando el ordenador. “¿Qué estás haciendo abuelo?”,preguntó el nieto curioso. “Pues estoy mirando el tiempo en Sevilla”, contestaba el abuelo con la mirada fija en la pantalla. “Hace bueno, yo vengo de jugar con mis amigos y hace mucha calor”, replicaba el nieto deseoso de que su abuelo jugara con él. “Jaja, miro el tiempo de la primera semana de Abril, hijo mío”, “¿para Abril?pero si estamos en Marzo, queda mucho todavía”.
El abuelo dejaó a un lado su ordenador y mirando a los ojos a su nieto le empezó a contar lo importante que es esa semana, este año la primera de Abril, para muchas personas. Que llevan todo el año preparándose para disfrutar de unos días de plena espiritualidad junto a los suyos y sus imágenes más sagradas.
“Qué guay abuelo, ¡¡yo también quiero de eso!! ¡Cuéntame más!”, el abuelo abrumado por el hambre de conocimiento de su pequeño trató de hacerle llegar ese sentir en pequeñas dosis. En ese momento se acordó del Niño del Zurraque y de su sapiencia “semanasantil”.
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