23: 15 h: Estoy bajando las escaleras de mi casa, nada más que cinco pisos… pero el bajarlas no pesa, luego el subirlas… ya veremos…
Me dispongo a ir andando a mi cita, arreglada y sola… Si fuese un sábado normal el ambiente por la calle tal vez hubiese sido otro, pero hoy está jugando el Sevilla f.c. en su campo y yo precisamente tengo que pasar por la zona. El ambiente es tranquilo, claro, todos están dentro del Sánchez Pizjuán o en los bares viendo el partido, pero de vez en cuando te encuentras a algún personaje “pasado de copas” que hace que se te acelere un poco el corazón. Aún así, voy decidida y sin perder el ritmo.
Llego al lugar, ese del que tanto he oído hablar y al que tanto he querido ir, y tras reunirme con mi amiga se dispone a mostrármelo. Alguna que otra presentación, me pido una copa y observo… Me gusta lo que veo, podría estar horas simplemente mirando y sin embargo deseando no ser una mera espectadora.
Observo a las parejas que acaparan la atención, consiguen abducirte, te fijas en una, en otra y al final es sólo una la que te absorbe de tal manera que tus ojos no pueden dejar de mirarles. De repente, en un solo instante, esa pareja se separa y cada uno se reúne con otro acompañante con el que vuelve a tener otro momento auténtico.
Se respira un ambiente tranquilo, relajado y agradable. Nada que ver con los otros lugares a los que he ido. Esto sé que no me cansará, de hecho llevo veinte minutos y ya me ha enganchado de tal forma que estoy decidida a introducirlo en mi vida.
Mi amiga me deja sola en un par de ocasiones para formar parte de las parejas llamativas. Ahora mis ojos sólo se fijan en ella y su acompañante. Perfecto, con elegancia, naturalidad, sencillez. Me surge la duda de cómo puede ser que sin conocerse de nada tengan tanta compenetración…
De repente noto que alguien se está dirigiendo con paso decidido hacia mí. Sé lo que quiere y, sin duda quiero decirle que sí, pero yo no estoy preparada. Por una parte sé que podría intentarlo sin sentirme ridícula por ello, pero por otra ya estoy decidida a hacerlo cuando realmente tenga algo que aportar. Pronto, muy pronto, podré responderle lo que espera que le diga… Aún así, se acerca y me dice: – ¿Bailas?-
Deja una respuesta