A muchos de ustedes seguro que os pasado lo mismo que a mí…
Quién no visto alguna vez una de esas veletas que marcan una dirección y de buenas a primeras viene un viento desconocido y pega un giro…
Hablando de veletas, decir que las hay de muchas formas, la típica rosa de los vientos, el gallo, algún motivo relacionado con espuelas y caballos o quizás la más bonita de todas…El Giraldillo.
Lo curioso de estos elementos, normalmente de forja y color negro, es que lo mismo miran al Este que al Oeste, que al Norte que al Sur, que se quedan en un estado intermedio… La forja suele ser repujada, compleja, y con retorcimientos que la hacen tener una hechura hermosa, gallarda, pero que se esconden detrás de sus capas protectoras para que el óxido de los vientos no les afecte en gran medida. ¿Alguna vez habéis visto una veleta mohosa? Jamás. Lo del color es porque el negro hace mas esbelto y ayuda a la elegancia ficticia…
Hablando de elegancia, qué fino y elegante queda en lo más alto de una casa de campo una bonita veleta con una flecha indicándonos la dirección del viento…
Muchos son los amantes de este tipo de instrumentos de medición cualitativa; y digo cualitativa porque sabemos en cada momento para donde miran, cuál es la dirección tomada en ese instante pero nunca con qué intensidad ni con qué arraigo lo hacen. Es más, si uno se fija en estas veletas comprobará que un simple movimiento, o cualquier mínimo golpe de viento hace que vire su flecha hacia otro horizonte, otro Norte que nada se parece al Norte Terrestre. Simplemente es su Norte en ese momento…
A mí, personalmente, no me gustan los cambios de aires, siempre fiel a los míos, a mis sirocos y mis tempestades, por eso cada vez que veo una veleta recuerdo que cambian su rumbo demasiado fácil y no me terminan de encauzar un rumbo concreto.
En definitiva, nunca pondré en mi vida una veleta, giran demasiado rápido en cuanto sopla una “mijita” de brisa y a mí con esos aires si no llevo puestas mi gafas de Sol, me lloran los ojos…
¿Sabíais que también las hay de carne y hueso?
Comodoro says
16 abril, 2012 at 08:24Si. Perdona por lo escueto, pero Si.
trovero says
16 abril, 2012 at 19:22Claro que las hay de carne y hueso, pero tienen diferencias notables las unas con las otras. Si te fijas bien en el movimiento de las veletas, van simplemente donde las empuja el viento, sin ton ni son. Sin embargo… las personas veletas tienen la ventaja de que van donde las empuja el viento y donde las empuja sus ansias de figuracion, que para eso se ponen a favor del viento. La segunda diferencia que le encuento es que el viento que mueve la veleta no hace daño a su alrededor, pero si el viento que sopla alrededor de las personas veletas figuristas si hace daño a los demás, ya que son tan prepotentes y vacias de contenido, apartes de veleta claro, que les dá igual a quien se lleven por delante, si con ello consiguen su ansiada meta… FIGURAR.
el filosofo says
16 abril, 2012 at 19:54Veletas…ayy!! veletas…que pena de instrumentos que cambian su rumbo vencidos por el viento, unos segundos e indican el camino del viento nuevo, siempre a favor, sin resistencia alguna…
Veletas…si sintieran las veletas se sentirían derrotadas en su alma, siempre perdiendo para intentar ganar sin que se les pregunte a ellas…
Que cada cual aguante a su veleta…yo nunca quise una en mi vida!
Yo, Veleta says
17 abril, 2012 at 16:46Esclavo de la humanidad. Fiel al viento. Cuatro letras todo el relato de mi historia de amor.
Yo, Veleta says
17 abril, 2012 at 16:49Atrapada por mi ser, vivo firme en la esperanza de que el viento comprenda mi flecha de amor.
Yo, Veleta says
17 abril, 2012 at 16:52No sé quien soy: enigma enamorado de un viento indiferente. Sólo el hombre conoce mis formas. Sólo el hombre sabe el sentido de mi amor.
ramirez agostina says
22 mayo, 2013 at 00:53gracias me sirvio de mucha ayuda