Me miraste a los ojos y me dijiste todo aquello que quería oír, lo que me hizo estar más tranquilo y tener un poco de esperanza. Aunque ni tú misma te creías tus palabras, solo pensabas que así todo me haría menos daño.
Yo no sé si te creí, no sé si llegué a entender algo o no entendí nada. Solo recuerdo que me giré y sin decir más me hundí en mi mundo. Hasta ahí llega mi memoria, las lágrimas cegaron mis ojos e inundaron mi alma de pena.
Luego, cual pesadilla pasajera, amanecía tranquilo entre tus brazos, sin estarlo. Pero el mal sueño estaba en mi despertar, aunque estuviese maquillado con el mejor de los guiones. Nunca entendí como te salió todo tan bien, nunca, y mucho menos lo iluso que llegué a ser.
Los días eran maravillosos, digamos que normales, de ese normal que a veces molesta pero que cuando desaparece te parece lo mejor que nunca has tenido. Pues de ese…
Aunque ya no dormíamos en la misma cama, suerte que había dos, cada uno se duchaba por separado y ya no había ningún ritual en conjunto. Oscurecía el día, llegaba la noche y nos transformábamos en dos extraños, tú no querías conocerme y yo no te reconocía.
Entonces me pedías cosas, a mí que nunca te pedí nada y que siempre hice todo lo que pude. A mí, que no podía irme a la cama si antes no derramaba hasta la última de las lágrimas que se almacenaban durante el día. A mí me pedías comprensión, que no te juzgara, que entendiera que todo había sido culpa tuya, que no habías sido fuerte. A mí…
A mí se me rompía más el alma, si es que algún pedazo grande quedaba, y te abrazaba con el cariño de siempre. Te tranquilizaba, trataba de calmar tu dolor sin haber calmado el mío, haciendo que mis sentimientos se enfrentaran entre ellos. Siendo la confusión tanta que me anestesiaba y por unos segundos olvidaba mi dolor y me centraba en el tuyo.
Luego el tiempo me hizo entender tantas cosas, que ahora me duele más mi ingenuidad que tu daño, el haber pensado dejarlo todo para no haber recibido nada, o simplemente más de tus palabras, que por desgracia, para mí perdieron todo su valor hace tiempo.
Ya ni un “que te vaya bien” me creo y mucho menos sin verte la cara, porque una vez mirándome a los ojos vi el valor de tus palabras…
ÁS_FdN
celia says
19 julio, 2012 at 10:54Profundo articulo de una persona que ha sufrido una desilusion muy grande en su vida, pero a todo hay que buscarle el aprendizaje. Primero manifiesta el profundo cariño hacia esa persona, que no te correspondia pero que tu no veias, segundo has aprendido a actuar pensando mucho en tu vida, es decir no puedo dejar esto, todo por hacer lo que esa persona quiere, es mi vida y tengo que hacermela yo bien, con fuerzas e independiente, porque ademas si dos personas se quieren y desean estar juntos, pocos, muy pocos obstaculos se ponen por delante que no puedan ser solucionados, si no se actua asi, es que no merece la pena esa union. El derramar lagrimas tampoco viene mal de vez en cuando y, si son de sentimiento te descargas mucho y sientes mejor. Precioso articulo, un abrazo.
el guerrero says
19 julio, 2012 at 13:55Yo viví muchas de tus palabras en tercera persona aquel día. Recuerdo que estábamos juntos en el río y…
Si ya hubo un post que cerraba el libro de esa historia, creo que hoy es el carpetazo definitivo. Tus palabras me hacen recordar…cosas, por no decir lágrimas en ti, pero por otro lado recibo una brisa nueva, nuevos aires que con fuerza te hacen ver que la pasada agua no mueve ni media aspa de los molinos que dejaron de ser gigantes…
Sincero como siempre, dejando tu alma en cada palabra….
Melva Hernandez says
20 julio, 2012 at 04:47Las decepción siempre pega y trae lagrimas creo que este pasaje lo estoy viviendo ahora mismo y han brotado sin querer ya algunas muy profundo …………..
el filosofo says
20 julio, 2012 at 12:54Muchas gracias a los que estuvisteis, estáis y estaréis… ahora vienen otros vientos más propicios!!
Espero disfrutarlo con todos!!! besos
Pablito alvarez says
2 marzo, 2013 at 14:30Es impresionante como retratas sentimientos que todos hemos pasado en algun momento de nuestras vidas!
Yo estoy seguro que este es final de una larga travesia..pero sabes de sobra que siempre hay marineros en tu camino que al igual que yo intentan hacer las cosas mas faciles..aun recuerdo la conversacion mantenida tras observar aquel barco…
Mens mal que ahora te veo FELIZ
GRANDE HERMANO
Un beso enorme
el filosofo says
2 marzo, 2013 at 16:18Siempre hermano…siempre!!
un beso!