Otra vez me hayo en el lugar del crimen. Mismo día, misma hora más o menos, mismo asiento…
La sala de espera del que desespera esperando se llena y se vacía; pasan los minutos. Unos días con Sol, otros con lluvia pero siempre las mismas caras, siempre los mismos individuos y casi siempre con las mismas caras de miedo.
Un miedo fundado en las sesiones de dolor vividas, en los achaques que cada uno trae y en la fama de Jack el destripador que tienen algunos…
Asientos blancos de piel donde el arrastrar de los cientos de traseros que por ahí se postran les da un aspecto viejuno, acabado, agotado, con ganas de caer…
Y entre todas estas cosas, entre las mismas paredes con color pastel, las mismas caras, los mismos aspectos decorativos. Nada cambia…
Una semana tras otra, como ya dije anteriormente, las mismas caras. Es más, las mismas caras en los mismos sitios y entre las mismas gentes…Cansancio total.
Solo una diferencia: el orden de aparición. Cual teatrillo barato de segunda el telón se levanta a duras penas cada semana, y aunque los personajillos sean los mismos, ellos aparecen y desaparecna su antojo, sin guion establecido. Todos tratan de hacer el papel de sus vidas delante nuestra para salir en los folletos de la forma más digna que ellos creen poder. Erran.
Cuanto miedo se respira en esas salas de espera de los dentistas y qué coraje me da ver siempre las mismas caras en esas mismas revistas del año catapun. Queridos sacamuelas y queridas auxiliares, compren para sus clientes las revistas de actualidad, que aunque los personajillos, casi siempre solos mismos, al menos cambian de ambiente.Gracias.
el filosofo says
1 octubre, 2012 at 23:16siempre las mismas caras, siempre las mismas historias… y siempre venden. Siempre se estropean abandonadas en salas de espera donde se leen como simple escape al aburrimiento… grande!
Luisa says
6 octubre, 2012 at 21:18Es q el problema es q los pacientes se las llevan!! No es al primero me cojo y se lo digo!! Y al final dejan siempre dejan las antiguas para q tu las veas jajaj