Tres ratos me han bastado para comprobar que las cuevas de Altamira tienen un representante un tanto menos pictórico en un pueblecito de Sevilla.
Os cuento; dentro de dicha casa, por llamarla así, no hay paredes. Como en una cueva…solo tenemos los tabiques que le dan forma a dicho habitáculo y poco más. Se aprovechan los recovecos del lugar para crear varios lugares donde estar.
Las habitaciones hay que imaginárselas ya que solo he visto la puerta de entrada. Espero que en el cuarto de baño, al menos, se hayan dignado a colocar tan digna lámina de madera de grosor determinado y pomo dorado…
Dicho todo esto, el otro día ocurrió un detalle que me llevó a pensar que los pintores de Altamira eran más adelantados que muchos homos de nuestra época. Estábamos en el salón, bueno estábamos realmente en medio de todo ya que es salón, comedor, salita y la cocina, por aquello de la ausencia de paredes. Llaman al timbre de la puerta de entrada, veo que hay una mujer y un pequeño en la puerta. Miro a mi alrededor y ni el niño ni la madre, que estaba sentada en lo que llaman cocina, hacen ademán de levantarse. De hecho, volvieron a llamar y ni siquiera levantaron la cabeza. Un poco de miedo invadió mi cuerpo…
Tengo claro que la falta de audición no es un problema porque ambos me oyen cuando yo hablo, aunque solo hable la madre. Al niño ni se le espera que responda…Y otra cosa que llegué a pensar lo deseché del tirón porque la frecuencia en la que se emite el Riiiiiingggg de la puerta fue recibido por mis parabólicas, con lo cual oirlo lo oyeron…
Todo lo contado, sin exagerar, ya es motivo suficiente para agobiar un poco, pero además hay que añadir que el pequeño -aunque los píloros de su cuerpo hacen indicar que de peque nada-, en una hora, ha batido el record guinness de «no-contertulio» (dos «Si» en una hora es de record seguro…) y que el concepto de 1.0 se les queda muy alto (no he visto un cable, un enchufe y mucho menos la presencia de telefonía móvil me hacen asegurar que visito una cueva y no una casa).
Y para colmo viven en una calle peatonal, o sea, es que ni civilización a su alrededor…
el filosofo says
20 diciembre, 2012 at 13:05cada uno tiene su morada como buenamente puede… o quiere! a por la 3.0?? #cosas