A mí me da pena que las historias bonitas tengan un final, que algo que rebosa belleza desaparezca, se vaya. Me da pena, sin importarme la causa final, en la tristeza carecen de valor los motivos, solo complementan el dolor.
Mucha pena que el amor se esfume sin dejar rastro por el que volver al sendero antiguo, me da pena que la amistad se evapore a fuego lento, sin poder retirar la leña y sintiendo como otros avivan la llama a tus espaldas. Pena al ver que todo se marcha, sin quedar mucho, a veces ni el recuerdo perdura.
Me da pena, mucha pena, que el tiempo vivido pueda ser considerado tiempo perdido y que se desvanezca la imagen de esa foto en el corcho de la memoria. Que nada ni nadie sea todo lo vivido, tu compañera de viaje hacia el infinito cercano.
Pena siento y se me encoge el alma al ver como todo, de repente, pasa a formar parte de otro todo, pero en el olvido. Cómo en un momento la magia desaparece y la incoherencia fluye por todos lados, un sinsentido tan real como inesperado.
Ya no hay alamedas repletas de locos que venden su sabiduría a cambio de un rato de compañía, un cigarro y un trago de vino. Ya no hay plazuelas dónde el fresco se queda contigo, sin molestar, dándote con su brisa el calor necesario, nada más.
Sin saber cómo, todo lo que empezó se termina cambiando el sabor de las lágrimas del dulce de la alegría al salado del falso hasta luego, de la despedida.
Por eso, a mí me da pena, mucha pena. Pero no me da pena decirlo, eso queda para siempre, no hay más y si lo piensas en el fondo hasta es bonito. Después de todo fueron alegrías vividas y eso ya nadie te lo quita.
ÁS_FdN
Comodoro says
5 diciembre, 2012 at 09:22Me ha reconfortado el final de este tu post, porque hasta que he llegado a él, me ha ido creando inquietud e intranquilidad.
Reflexion y conclusión muy acertada.
Todo lo vivido queremos que sea bonito, las experiencias feas tambien forman parte de las vivencias de vida, y la gestion de todas estas carpetas que se abren y cierran sin parar, consolidan nuestro existir.
«…eso queda para siempre…», me gusta tu final.
el guerrero says
5 diciembre, 2012 at 11:44A mí no me da pena. Lo que me da es miedo empezar a leer cosas de esa alameda, de esos compañeros improvisados y todo lo que conllevan esos tragos de vino…
Me da miedo por ti porque sí. Y tú y yo sabemos por qué…
Me da alegría ver que todo es un buen recuerdo, pero no te quedes en que ha sido por nada; nada pasa por nada. Ahora eres ese Filósofo alegre que bebe con sus hermanos para brindar por la felicidad y el amor y no por otras cosas ni con compañías acuosas más saladas que un frío botellín.
Mi Filósofo siempre tendrá algo de romántico, más bien de moña, pero eso es lo que lo hace tan sumamente atractivo.
A diferencia de lo que dice Comodoro de que le gusta tu final, a mí me gustó el nuevo principio; del final nunca se supo…