Un año más… Un año más bajaste de tu altar para bendecir con tu Patrocinio a todo aquel que te diera el beso en tu mano derecha. Tengo la suerte de poder estar a Tu lado, a pocos centímetros de Ti, y limpiar tu bendita mano, en la que Sevilla deja tantas oraciones y promesas en forma de beso. Muchos pasan por delante de Ti sin decir un si o un no, otros se paran unos segundos para contemplarte y dicen, al que tenga la suerte de estar a tu lado, lo hermosa que eres, otros te rozan la mano como sin querer, miles de gestos que dicen tantas cosas distintas. Cuando estoy tan cerca de Ti, poco importa lo que hay a nuestro alrededor, si es que hay algo. Me encierro en una burbuja en la que solo estamos Tú y yo. Un año esperando a tenerte aquí, delante de mí, tan cerca que incluso me pongo nerviosa. Eres tan Grande y tan pequeña a la vez… Se te ve con tanta gente a tu alrededor pero tan sola a la vez. Sola, sola por esa gente que dice quererte, pero que ni un ápice de amor tienen en sus actos. Realmente me importa poco, porque yo sé lo que yo te quiero, y lo que tu gente te quiere. El tenerte tan cerca me hace mirarte directamente a esos preciosos ojos negros que están llenos de tristeza pero que siempre son capaces de decirme que todo irá bien. Siempre me das la fuerza que necesito tener en cada momento, siempre que te lo pido me amparas bajo tu manto, como gallina con sus pollitos. Eres mi norte, la luz que siempre me guía, eres los ojos que me hablan,
la sonrisa que me dice que está todo bien, y las manos que cogen las mías cuando me caigo y la “levantá” es difícil. Cuantas veces he hablado contigo sonriéndote cuando realmente mi corazón lloraba por cosas que solo sabes Tú, cuantas veces te he ido a darte las Gracias porque aquello que te pedí salió como yo esperaba, o cada vez que te miro te doy las Gracias por lo que has puesto en mi camino. No me queda otra cosa que tener que esperar al Domingo de Pasión del año que viene para volver a tenerte tan cerca y volverme a perder en tus ojos negros. Me quedo con el último beso, el último roce de Tu mano, y la última conversación, esa que solo sabemos Tú y yo…
Felicidades por tus palabras, que sé casi mejor que nadie, lo sinceras que son. Élla no es solo tu Virgen para ti, es tu consejera, tu confesora, la baranda que te sirve de ayuda para subir esa escalera que cada día se empina más y más y cuyos escalones se caen a tu paso.
Quédate con ese último beso de ayer y que ese temblique de pierna mientras hablabas con Élla te sirva para seguir creciendo día a día.
La gente sabe lo que Ella significa para mi, pero Tú mejor que nadie. Gracias por tus palabras. Y gracias por estar en ese momento junto a mi…
SUBLIMES PALABRAS!!!