Cuando yo era aún un tímido guerrerito que no levantaba ni tres palmas del suelo, tenía una persona que ya no está a mi lado –uno de esos cascarrabias que todo lo discuten- que decía verdades como puños.
Una de esas barbaridades que soltaba por su boquita, versaba sobre esa semillita que tú siembras con todo el buen trato y cuidado del mundo, y que en unos años empieza a crecer y se convierte en un arbolito.
Ese arbolito, contaba este sabio señor, que debía crecer alto y robusto, y que para ello lo regaban y trataban con mimo. Un buen día, los cuidadores de esa antiguo semillita vieron que el árbol crecía, pero su ya leñoso tronco, terminado en bella y poblada copa, no miraba a los más alto de los
cielos y a la hora media, su sombra tenía demasiada proyección sobre el suelo arado. Eso era indicio de que se estaba torciendo…
Dejaron que el árbol creciera salvaje dentro de aquel parque precioso en el que guardaron con recelo la semilla primaria, pensando que por sí mismo cambiaría el rumbo, abandonándolo a su destino.
Este sabio señor mayor decía que cuando un árbol se torcía había que entablillar su tronco, colocarle unos vientos y atarlo a unas maderas que sirvieran de guía para su lento y fértil crecimiento.
La esperanza está en que aparezca un humilde jardinero y le dedique su tiempo a enderezar ese tallo…
¿Te has sentido alguna vez arbolito torcido y te han ayudado a enderezar tu rumbo? ¿Quizás la naturaleza hace a sus hijos torcidos y las circunstancias nos obligan a enderezarnos?
Grandes palabras de un gran hombre…
El Guerrero
Fotografía extraída de: www.uprising-art.com
Me viene a la memoria con este post el camino recorrido por este arbolito de metro y medio y a dos de sus mejores jardineros que ya no estan, el primero, me inculco el sentido de la justicia, y en la busqueda utopica y eterna de un mundo mejor y posible… la segunda no solo ayudo a este primero en su tarea… sino que ademas añadio la gran «contradicion» de mi ser para este mundo tan estamentario, inculco mi espiritu cofrade, mi corazon nazareno, mi alma al servicio de Dios y mis hermanos, pero aqui el altisimo en su sabiduria la cual aun no logro entender me dejo huerfano de jardineros cuando ambos sentidos «opuestos» se encontraron, y este arbolito se retorcio sobre su eje a cual higuera…
No quisiera dejar de mencionar los cuidados de un jardinero el cual sus cuidados pese en «aparencia» no haber dejado calado, ha dejado mayor calado del que a simple vista se puede apreciar convirtiendo a este arbolito en el «eterno envidiado» del jardin, a pesar de no ser el mas alto, ni el mas bello, pero si el que «posiblemente» mas haya sido testigo mudo del a devenir de los tiempos, complice de tantas historias que solo quedan en el recuerdo de las memorias individuales de sus protagonistas… en definitiva un joven arbolito de corteza aspera y cansada pero con raices lo suficientemente fuertes para que sus ramas se enbarquen en otra nueva, apasionante y desconocida aventura…
Saludos!!!