Reflexión sobre un compañero de viaje que está siempre presente. Pasa él y pasamos nosotros, pero él se queda, casi inalterable en su ser.
Maldito y bendito, así eres tú. Juegas con nosotros sin pudor y ni ante las súplicas muestras clemencia.
Respetado y odiado a partes iguales. Tú decides, solo en tu intrínseca presencia está la respuesta al todo.
Caprichoso, orgulloso y engreído. Conviertes placenteros minutos en efímeros segundos y transformas las horas en jornadas interminables de minutos.
Manipulas sin manipular, el engaño perfecto. Controlarte no se puede, aunque quizás el haberlo intentado nos condenó a tu dependencia
absoluta. Algo que ni tú mismo te llegaste a plantear. Otra victoria en tu haber, demasiadas ya.
Un placer convivir contigo, una pena que no vayamos de la mano y un drama no entender que eres libre. Que aunque te secuestren en cajas de madera o en esferas de metal, nunca nadie podrá controlarte ni detenerte.
Así eres tú, venerado y condenado tiempo, amigo y enemigo nuestro.
ÁS_FdN
celia says
20 marzo, 2014 at 12:19Maravillosa palabra » Tiempo». Es el que nos domina sin hablarnos, nos encauza sin que se note y hace de nuestros sentimientos lo que quiere. Pero que bonito es, son los años que vivimos el » tiempo » y aunque tenga momentos malos, sin EL no seriamos nada, ya que no existiriamos, por lo que hay que darle muchas gracias al «TIEMPO «. Un abrazo
p.d. Articulo escrito muy bien.
juanma_gv says
21 marzo, 2014 at 12:27Grande!!! Bellas palabras juancarlistas…muy filosófico!!!
Una cosita, el tiempo no pasa, lo vivimos…y tú lo haces como nadie.