Nada por aquí nada por allá, todo por venir nada por llegar…
Así comienza una letra del Capitán Veneno que se nos ha venido a la mente al colocarle título a este post. ¿Por qué? Pues porque he vuelto a decidir que me tengo que sentar y dejarme llevar por el teclado y lo que surja será el contenido de este artículo arbitrario. Ustedes me perdonan si mis idas de olla no solo van y no traen ninguna reflexión posterior.
Delante del ordenador, sin tener ni idea de a dónde me llevará el matilleo de teclas, pero con un sentimiento de flojera extraña que me invade.
Flojera, sí, pero extraña. Extraña porque no es cansancio físico; extraña porque no es cansancio mental; extraña porque es extraña…
Flojera que a lo único que me lleva, o mejor dicho, a lo que no me lleva es a estar tan activo y llevar todas las cosas que llevo «palante». Cosas que están todas más o menos aparcadas porque no terminan de ser urgentes; cosas que deberían ocupar mi espacio, pero mi espacio está decidiendo por mí. Mini crisis…
Mini crisis de casi todo. Feliz, relajado, tranquilo, pero flojo…
Muchos diréis que tenía claro a lo que le quería escribir, pero os aseguro que no, y como también podéis ver, este post demuestra que mi flojera quizás sea algo específica, tanto como la minicrisis que tengo con ciertos temas. Temas…
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