Complicado tema el que hoy traemos y lo hacemos a colación de una consecución de dos charlas con dos alumnos distintos. Complicado, sobre todo, cuando hablamos de menores.
Resulta curioso que en estos tiempos que corren en los que el sexo cobra más naturalidad que nunca y el porno, ya sea amateur o profesional, está tan a la mano, o mejor dicho, a la vista, que un profesor sea tan tonto de jugarse un puesto de trabajo por fijarse en chavalas de 17 años…
No nos deja de sorprender el hecho de que, un señor, por llamarlo de algún modo, con 50 años o más, lo pillen sus alumnos/as mirándole el culo a sus alumnas, y lo que no es el culo.
Llegar a casa de una de las mías y que surja este tema con su correspondiente cara de asco te hace pensar que no es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que lo comentan entre compañeros. Esta alumna, un poco guerrera, remata la conversación con un: “el día que lo pille mirándome el culo a mí, me voy pa’él…” Esperemos que no porque tendrá las de perder…
Pero hemos dicho dos charlas…y así fue. La misma tarde, la misma franja horaria, dos clases consecutivas y mi siguiente alumno es un chaval y curiosamente me saca el mismo tema. Han trincao a uno de sus profesores mirando las falditas de sus compañeras. O sea, la misma sensación de asco en alumno y alumna, el mismo acto de repulsión frente al mismo tipo de “acoso”, por así decirlo…
Queda muy claro que degenerados hay en todos lados, pero aún es más triste que pongas en juego tu puesto de trabajo por mirar a una menor de edad…
Y yo pensando que los voyeur conductores que forman los inmensos atascos cuando hay pequeños accidentes en la carretera, son peligrosos…
Señores, controlen la dirección de su mirada no se vayan a encontrar un día con la horma de su zapato.
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