En estos momentos de consternación mundial por la barbarie que los yihadistas, al grito de Alá es grande, Alá es nuestro Dios, han provocado con más de un centenar de muertes en la ciudad de las luces, quizás el decir: “recen” no es lo más adecuado.
Y no queremos decir que no lo hagan, para nada, nuestra fe debe ser esa losa que soporte nuestros días tristes, ese puntal que no haga hundirnos en la adversidad, pero, ante un ataque “cercano”, donde ellos se agarran a su religión y a su Dios para justificar la muerte de inocentes, pienso que “pray” puede ser echar un poco de más leña al fuego, y más si cabe, cuando Francia, si por algo destaca, es por su pluralidad y diversidad.
Puede que esté siendo oportunista en la crítica pero olvídense de religiones en este momento, salvo para rezar por las almas que se han ido, si lo tienen a bien, y miren a nuestros políticos; miren a los mandatarios de los países del primer mundo, a los del segundo y de reojo no les pierdan la pinta a los del tercero… Ellos, ellos y solo ellos son los culpables de que sucedan estas cosas, de que haya pobres criaturas atravesando Europa como si de una campaña de Alejandro Magno se tratase, pero sin fines conquistadores y miren a esos miserables capitalistas, lo de capitalistas es por llamarlos de alguna manera, que basan su riqueza en la venta de armamento a pueblos acosados y a formar ejércitos cuadriculados que son capaces de matar por una pringá.
Ahí están los verdaderos asesinos!!!!
Mientras, París perdió su luz, su amor y la Torre Eiffel llora por la muerte de sus hijos…
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