Sentado me hallo nuevamente delante tuya, o delante de vosotros dos: papel y teclado: papel virtual, teclado físico.
Retomo la costumbre de dejar volar mis sentimientos sin un fin premeditado, sin una meta que alcanzar, sin un objetivo que justifique este escrito, sin alas… simplemente escribir por escribir.
Leyendo lo que he escrito os diría que si yo leyera lo de escribir por escribir en otro lugar, no seguiría leyendo; quizás la expresión no sea la más adecuada, seguro, pero como ves, no la he borrado porque ha salido de esa manera y, de esta manera es como quiero que sea este post.
Escribir sobre la desgana que me provocan los días grises tampoco es nuevo, incluso noto como los músculos me pesan más de lo normal al hacer que mis dedos introduzcan las teclas para que yo escriba esto y tú puedas leerlo.
Miércoles, tras un lunes festivo y un martes agotador, donde el lunes hizo de lunes y el martes también, día en el que ya empiezas a pensar en el viernes, miércoles en el que has dejado atrás lo mismo que lo que te queda..
Escribir un ‘yo lo sabía’ no vale cuando te lo aplicas a ti mismo porque es absurdo echar el tiempo atrás. Como dice la canción: nada de esto fue un error… El uooooh oooh oooh que le seguía, mejor lo sustituyo por: y esa página que estaba por escribir ya tiene todas sus tildes colocadas y ahí anda esperando a ser pasada en busca de un nuevo capítulo; una nueva andadura que seguro nos traerá risas, risas, risas y por qué no, alguna lágrima derramada, por culpa de unas carcajadas…
No hay motivo o puede que sí; nadie dijo que fuera fácil, ni que el color rosa inundara indefinidamente la lemniscata de Jakob.
Colores muchos, todos, con sus diferentes tonalidades, matices y sensaciones…
El papel se agota, y sigo sin decir nada que os emocione; las letras se hacen cada vez más pequeñas para apurar el espacio disponible y seguir la senda marcada por la palabra anterior, lo mismo que cuando se marche el miércoles para dar paso al jueves, lo mismo que cuando pasamos la hoja escrita para continuar con la historia, lo mismo que el día a día, lo mismo que.. .la lemniscata que no acaba y nunca alcanza su fin.
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