Resulta una denominación redundante pero detengan la temporalidad, posean certeza de mente en blanquecina tonalidad, y conjuguen el verbo desgranar en presente perfecto y muy continuo tanto, que gocen en la rabiosa actualidad de vivencias del futuro sin otear pretéritos acontecimientos acaecidos.
Soledad, ¡ay!
Incontables e innumerables casuísticas en las que gozamos y padecémosla; así pues elaboró el Altísimo la naturaleza humana. Si la sombra de la algarabía se extiende y se propaga cual interferencia de no muy buena onda, nos aferramos a ella salvadora de todas las batallas; fiel como ella sola; sola como ella se define; sola como ella nos define. Sola por definición y derivación.
Solitario… preocupante opción la del errante por azarosa cuestión que no por devoción o vocación. Tragedia puntual que genera linealidad tortuosa; trazada curva donde el peralte invita a la fuga; fuga a ninguna parte; parte del todo; todo sin nombre, sin destino, sin norte.
Este Rey carga con los efectos gravitatorios de las centurias en sus lomos, acunado en un acristaladlo aposento; acuñado por la cohorte como Santo y vacunado contra la adversidad. Y lo hace en soledad. En la soledad del solitario, meditabundo sin exposición; expuesto al vagamundo y sirviente al vagabundo. Pero solitario en su soledad.
Manuscribo sobre ti mientras gozo de ti, inmiscuido en tus mil y ningún detalles. Solo poseo el don de la gratitud del superlativamente agradecido. Sin ti este pergamino carecería de existencia, sin más que yo, aunque contigo, este Rey Santo solitario, a tu vera y tu a la mía… Contigo es cuando más solitario me siento y así lo lanzo a los vendavales del data a data del reino de Sevilla.
Como fieles enamorados te abrazo y tu me atrapas; me abrazas y yo me dejo abrazar por ti para que juntos, en mi soledad, surjan las palabras del solitario.
Deja una respuesta