“Si no lo cuento reviento…”
Así, de una manera drástica, directa, sin tapujos. Así viene el artículo de hoy; sin diván, sin más terapeuta que la sola escritura.
Dicen que los lunes son… ¡No! Los lunes son veinticuatro horas iguales que las de otro día cualquiera; los hacemos complicados nosotros o mejor dicho, ellos, y afinando un poco más, vosotros.
¿Qué necesidad hay de tocar las narices a varias manos? ¿O es que se os paraliza el raciocinio el domingo y tenéis que empezar de cero cada semana?
Sobrevivir a los lunes siempre fue complicado pero tal vez con la pandemia, los confinamientos y cierres perimetrales, se está convirtiendo en deporte de riesgo, sobre todo para nuestros corazones que laten a ritmo no deseado…
Por suerte ya es martes y acabando este artículo, pasada una noche silenciosa de relax esperemos que la semana se encauce, todos respiremos hondos y miremos al día a día con todo el optimismo que se pueda, con ganas de hacer bien las cosas y ante todo, sin la necesidad de joder al prójimo o al “prójimo que aparezca…”
Moraleja: Vivan y dejen vivir. He ahí la clave de la felicidad.
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