Y el silencio se apoderó del hogar donde solo se oía el tronar de un joven pajarillo y se intuía la respiración profunda de un pequeño animalito que reposa en brazos de su padre.
Música de carnaval, play encendida y dibujos animados en la tele principal para que una mañana cualquiera de domingo fuera una fiesta para los sentidos. Muñecos en cada azulejo del suelo, mochilas abiertas, bolsas y demás juguetes esparcidos a tu azar y una sonrisa que se dibuja parcial dentro de lo infinito de la misma al verte tan independiente, tan ocurrente y feliz.
Ni el ruido de un coche al pasar por el adoquinado de la calle consigue romper este momento de paz en el que dos corazones unidos desde su nacimiento laten a compas de 3×4 entre suspiros profundos y la felicidad del que mira babeando ese cachete estrujao contra mí.
Tu Paz es la mía y nunca serás consciente de ello hasta que te toquen vivirlos de otra forma. Estos son los ratitos entre tú y yo…
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