Asomado al ventanal de tus días te miro contemplativo y recabando recuerdos y sensaciones puedo decirte que lo has hecho muy bien. No todo, nadie puede, ni incluso tú, pero en gran medida, progresas adecuadamente.
Asomado al reflejo abismal de tu alma sondeo el terreno con sinceridad y veo unas hectáreas de bondad bien cultivadas aunque con algún matojo de eso que tú llamas “ir por delante”.
Asomado, con los brazos apoyados en la mocheta fijo mis ojos analizando los reflejos. Pocas cosas te marcan tanto como una mirada costrosa y poluta y no, no hay atisbo de ella. Por contra, te arrancarías los ojos tú mismo y en tu ceguera verías la vida de otra manera.
Mientras me asomo veo la huella de una gota de agua que se ha aferrado,sin querer marcharse, al espejo en el que me estoy mirando.

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