No sé qué me traerás a estas horas. Yo poco pido y menos a ti que me aportas más que el resto.
De momento poca paz; acostumbrado estoy a que este ratito entre tú y yo sea placentero, multiorgásmico si considero cada paso dado como uno más ganado.

Algún que otro extraño se antepone rompiendo nuestro climax diario y es que esta sociedad ha perdido todos sus valores y ya nada respeta.
Algún que otro olor, digamos extraño, como los anteriores, también se posiciona en nuestra contra. Hoy parece que el mundo no acepta nuestra relación.
El ladrido no muy lejano de un perro vuelve a alterar este remanso de serenidad. Ha sido poca cosa. Su amo, agotado por la escandalera lo habrá chantajeado con alguna loncha manida e ese fiambre que ya ellos no quieren.
¡Curioso! Te hablo de escándalo, chantajes, fiambres y hasta el aire ha desaparecido de nuestra cita. Tal vez no quiera mancharse sus infinitas manos con lo que estamos hablando y que, una vez más, se quedará entre tú y yo por el supuesto, triste y falso bien de todos.
Todo lo que debo decidir lo tengo delante de mis ojos; giro a la derecha o sigo de frente. Rápidamente me sale esa vena tan cuestionada y sigo de frente. En todo caso esperaré al siguiente cruce para proseguir por mi izquierda.
Alguna chicharra me da las buenas noches a compás mientras las casas apagadas vienen y van en unas coordenadas diferentes, como no queriendo saber nada de lo que escribo.
Ya llega el momento de la despedida, una vez más, tú me das a mí mucho más que lo que yo te puedo dar.
Ya llego a mi callejón donde hoy descansaré como cada noche, no sin antes seguir dando gracias, abrazado a esa ciega estampa de la que ya os he hablado en alguna de mis reflexiones.
Buenas noches y descansen.
Deja una respuesta