De entre todos los superpoderes,
de niño, siempre elegía uno.
Nunca quiso cambiarlo.
De entre todo el mundo mágico y sus seres,
de adolescente, le gustaba alguno.
El resto, empezó a olvidarlo.
De entre todos sus cotidianos deberes,
de adulto, con el trabajo se entretuvo.
Invisible, dejaron de recordarlo.
De entre todos sus abandonados enseres,
de anciano, no guardaron ninguno.
Desapareció sin que fueran a buscarlo.
Deja una respuesta