EDITORIAL
Debate servido. Fin de semana para la controversia, el diálogo… unos contra otros y todos contra uno.
Días en los que Pichardo se pone las botas con las moditas de hacer fiesta de disfraces de absolutamente todo. Ahora entiendo el poco valor y cariño que se le tiene al hábito Nazareno.
Unos, unas y unes de brujos, brujas, brujes, momios, momias y momies, Dráculas, vampiros, vampiros y vampires… y a ser posible con la faldita corta y el escote largo.
Otros, exclusivamente con o, disfrazados de personas muy buenas muertas del pasado. Parece que hablamos de la misma realidad, ¿no?
Este que os habla, criado entre una pequeña escuela de dirigentes fascistas de manual, con cuadrito del Caudillo incluido y colegio Salesiano, jamás sufrió la moda actual de disfrazarse por todo y por nada y además, jamás celebró la Festividad de Todos Los Santos que, al parecer, tanto celebran los neocristianos de hoy en día y que utilizan como herramienta para darse golpes de pecho y criticar gratuitamente a los otres, cuanto los unos y los otros se disfrazan de ellos para que ellas se acerquen.
Respetemos la tradición de que las personas mayores acudan al cementerio a limpiar y adornar con flores el rinconcito donde ese ser querido descansa en Paz porque lo que realmente se ha celebrado siempre es el Día de los Difuntos.
Aún queda otros especímenes que pertenecen a los anteriores conjuntos que son los que se disfrazan en y para las despedidas de solteros/solteras/solteres… pero eso será otro disfraz.
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