Con las ideas fijas y equivocadas,
sigo caminando por este cuento de hadas.
Déjeme de historias forastero,
que antes que usted, ya vinieron otros primero.
No busco, no encuentro, no quiero;
solo hago como puedo.
De leyendas de príncipes con coronas,
de princesas y niñas monas;
entre horquillas, trenzas y diadema,
de niño, la cabeza llena.
No busco, no encuentro, no quiero;
solo hago como puedo.
Atraídos por la sugerente portada,
de llamativos tonos coloreada.
Dejamos que libres caminen por nuestra memoria,
sin conocer nuestra verdadera historia.
No busco, no encuentro, no quiero;
solo hago como puedo.
Y sin pretender que el cuento se acabe,
ni querer conocer mi definitivo enclave.
Dejo escrito estos innecesarios renglones,
obviando lo superfluo, limando preocupaciones.
No busco, no encuentro, no quiero;
solo hago como puedo.
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