No lo estoy, lo soy.
No lo estoy aunque alguna secuela y el serlo me lo provoca.
No trates de entenderme porque hay días en los que yo me agoto a mí mismo. No vengas de fuera de mi cerebro, a extrarradios de mi límite corporal a entenderme. No pierdas tu tiempo.

No estoy enfermo, pero soy un enfermo de todo aquello en lo que me meto. Todo aquello que le produce emoción genera en mí unas ganas de estar y superar y superar la propia superación por pasión, por ilusión, por ganas, sea de la índole que sea.
Todo esto que os cuento, algunos lo sufren, otros lo disfrutan y algunos lo critican porque no llegan a mi nivel de compromiso, de ilusión, de pasión. No los critico. No tienen motivo para aguantar un aluvión infinito, un tsunami de ideas que no siempre son brillantes. Lo que si os aseguro es que la inspiración me cogerá trabajando, maquinando y ese mínimo de “arte” que pueda tener lo amplifico, a mi manera, hasta lugares que ni yo mismo sospechaba cuando arranqué la historia.
Arrogante, prepotente, chulo y levantando la voz; pero de corazón.
Ahora, volver al pasado y llevarlo al presente pero siempre mirando al futuro me ilusiona y.. ¡palante! Y ojo, tengo claro que no soy el mejor, de momento, pero si de verdad me interesa un tema, no paro hasta lograrlo, y no de cualquier forma, a la mía. Y si fracaso, a la mía y a seguir intentando crecer, evolucionar, aprender de los posibles errores míos y de los demás para no cometerlos y seguir y seguir y seguir.
¿Te sumas a sumar?
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