Sentado frente a ti me encuentro,
sin verte, sin vernos.
Tantos años solos, aquí dentro,
sin movernos. Inquietos.
Tras un ventanal, en plenitud,
de espaldas a la claridad.
Desprendes tanta luz,
que me ciega sin piedad.
Te quisieron sacar de nuestras vidas,
tú, fuerte resistes, nunca olvidas.
Somos de dónde venimos,
nadie tiene escrito su destino.
Con el «reojo» afinado
sobre tu espejo roto, reflejado.
Deja una respuesta