Halloween o Hallowe’en (contracción de All Hallows ‘evening; literalmente en castellano «víspera de Todos los Santos»), también conocido como Víspera de Todos los Santos, Noche de Todos los Santos, Noche de los Muertos, Noche de Brujas, Víspera de Difuntos o Allhalloween… (ver Wikipedia).
Es tan fácil como abrir un libro o remitirnos a la Wikipedia para conocer el origen de esta ancestral fiesta.
Ya los romanos dedicaban el 1 de noviembre a la memoria de sus difuntos llevándole comida a sus tumbas. El cristianismo adoptó está cultura y la mantuvo como Día de todos los santos.
No existe aclaración del origen de Halloween que sigue vinculado al mundo anglosajón y a la cultura pagana celta
El Halloween de hoy se ha separado mucho de ser unatradición y costumbre mimada e hilada por nuestros ancestros que viene de siglos atrás.
¿Queda algo de todo aquello a día de hoy en esta fiesta?
Prácticamente nada o poco en la parte superficial de la sociedad.
En su lugar, hemos pasado a mantener y adoptar una fecha en la que jugar por una noche a disfrazarnos, a no sernosotros y sumergirnos en un personaje concreto. Ese es el objetivo. Y detrás, todo un negocio que cada año comienza antes, como un blackFriday o como el propio turrón de Suchard y los polvorones. De hecho, ya no se celebra Hallowen el día 31 de octubre a media noche , sino cuándo nos conviene y cuantas veces nos conviene.
¿Os imagináis las fiestas de vuestro pueblo o vuestro propio cumpleaños prolongándose en días y cambiando de fecha a conveniencia?
El dilema no es si Hallowen SI o si Hallowen NO. El dilema es mucho más ético y moral.
Está claro que hoy día es una fiesta de “juventud”, pero eso mismo genera condiciones dependiendo el lugar, el entorno y el ámbito.
Pocos saben de los “panellets” o la Castanyera. Pocos conocen las gachas o huesos de santo. Pero sí que muchos saben dónde conseguir un disfraz de Maléfica, Drácula e incluso un payaso. Que digo yo, ¿qué tiene que ver un payaso con Halloween y dónde comienza esto? Pues dónde siempre, en la gran pantalla.
Primero, el disfraz.
La costumbre de disfrazarse viene de siglos atrás. Si bien, se creía que el disfraz ayudaba a ahuyentar a los fantasmas y a los malos espíritus, hoy en día se usa como una forma de entretenimiento y distracción.
Como todo, los disfraces han evolucionado al paso del tiempo; antes se usaban simples máscaras hechas a mano, hoy en día hay disfraces elaborados con lujo de detalle dándole un toque de realidad al personaje que elijamos.Del negocio artesanal y tradicional al negocio industrial.
Pero, ¿qué disfraz elegimos?. ¡Cuidado con esto! Se pierde el norte.
¿Hasta dónde es moralmente correcto reproducir una imagen “controversial” o polémica por mero entretenimiento?.
Halloween ha puesto de manifiesto en los últimos tiempos que existen unos límites éticos y morales sobre los disfraces. Algunos como disfrazarse de Hitler, “blackface”o el actual “Juego del Calamar” puede llegar a ofender a unos y a otros.
Más allá de pensar que hoy en día “la sociedad se ofende por todo”, la apertura a comprender el contexto socio-cultural en donde se reproducen ciertas imágenes o símbolos, puede incitar conversaciones valiosas sobre los límites de “lo políticamente correcto” y los discursos de odio.
Segundo. La estigmatización social y moral si no participamos.
Vivimos en un mundo en el que, si no vamos a corriente, si no seguimos y hacemos lo que el resto, somos señalados.
Se ha optado por quitar asignaturas cómo religión por dejar libre esta elección y no imponerlo. Pero, pese a que no queramos reconocerlo, cada vez tenemos más impuesto Hallowen en nuestra vida.
Un ejemplo, si no disfrazas a tu hijo/a cuando sus amiguitos lo hacen o cuándo te dicen que día debe venir disfrazado a la guardería o colegio, lo estas señalando sobre el resto de la sociedad y de sus compañeros.
Nadie debe ser privado de un festejo ni una tradición, pero a su vez tampoco debe ser impuesta moralmente.
Crecemos con lo que nos inculcan, con lo que vemos y lo que nos enseñan, según el entorno en el que nos educamos.
Personalmente, cualquier celebración, me parece una gran oportunidad para divertirse en familia o estar con los hijos siempre en la medida que cada uno estime oportuno, pero siempre con la total libertad de elegir en uso de nuestra razón.
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