
EDITORIAL
Aún recuerdo de pequeño, luego empezó a darme hasta coraje, cuando en el circo decían aquello de y ahora, ¡el más difícil todavía! y el equilibrista, pisando una cuerda a unos cuantos metros del suelo, caminaba por ella SIN RED. Y ahí radicaba todo el mérito, o el morbo, según se mire…
Hoy en día los equilibristas son los que están en las redes, sociales, y se atreven a mostrarse, abrirse o simplemente compartir sus cosas con sus followers y yendo más allá, al mundo entero.
¿Dónde está la línea roja? No hay. Ni roja, ni azul, ni verde, salvo que sobrepases unos límites cuasi inhumanos y te cancelen tu vida echándole la llave definitiva a ese perfil pero ¿sabes qué?, te abres en 3 minutos otro, si no lo posees anteriormente y es como aquella monedita que echabas en los salones de juego para escapar del GAME OVER en el momento más interesante de la partida.
Dudas surgen por doquier,
¿Sirven? ¿aportan?
¿Quién le da buen uso a las redes sociales?
¿Se pueden volver en tu contra?
Todo en esta vida es relativo, todo, y de este modo absoluto de afirmar sin relativizar, afirmo que el único gran problema está en el momento en que le afecta a cada uno. Tú puedes comenzar poniendo barbaridades en tu propia biografía, puedes esconderte en perfiles falsos, puedes dar la cara, poner una bio representativa, escribir correctamente pero si un día comentas algo en lo que no estás de acuerdo, sin necesidad de escribir en mayúsculas, ya la puedes haber montado. O no.
En este mundo virtual, unos publicitan trabajos, otros comparten ciencia, cultura, arte,… otros expresan opiniones y juntando todo llegamos al caos. La sociedad no está preparada para criticar y recibir críticas salvo una minoría. Antes, estas cosas se resolvían en un cara a cara mucho más difícil de entablar y si miramos al pasado, el duelo de pistoleros estaba servido.
Hoy, un cartel, una foto, un comentario, puede ser motivo de la crítica más salvaje y todos nos creemos con la capacidad de opinar con palabras agresivas, abusivas que muchas veces nos dejan en evidencia porque denota una clara carencia cultural.
Otro domingo podremos hablar del ancho del embudo, otro concepto muy recurrente en las redes sociales.