Hoy entrevistamos a Álvaro Roiz Domínguez, un artista de herencia y vocación. Venido de una familia de artesanos, sumum del mundo cofrade, La casa del Nazareno… Toda una vida dedicada a la Semana Santa, una vida que la pandemia dejó en suspenso sin saber si volverían. Se reinventaron, y han vuelto a resurgir de sus cenizas, como el Ave Fénix…
Álvaro, la palabra es tuya…
¿Cómo te definirías?
Álvaro Roiz Domínguez es un hombre de 19 años que ha nacido en un mundo que estaba predestinado para él. Hablando en primera persona, me considero alegre, familiar, amigo de mis amigos, creativo pero ante todo cristiano. Cofrade, porque lo llevo en las venas y sevillano. La vida no siempre me ha tratado con las mejores de sus caras, pero para eso estamos aquí, para rodearnos de los que nos quieren y sonreírle a la vida demostrándole que con personas a nuestro alrededor todo se hace posible.
¿Cómo has vivido el confinamiento?
Mentiría si dijera que fueron unos meses felices, puesto que ente tal situación de emergencia sanitaria, económica, social y económica no cabe otro remedio que el agobio y la desesperación entre las cuatro paredes de tu hogar. Supe afrontarlo de la mejor manera que pude, rodeado de mi familia y en un ambiente, aunque triste por la situación del negocio familiar, donde no faltó la risa, el buen humor y una complicidad sin límites, desconocida hasta la fecha, entre mi madre y yo. Procuré mantener la mente ocupada las 24 horas del día para apaciguar un poco la terrible situación que nos miraba cara a cara: leí, escribí, estudié, bordé, ayudé a mi familia a realizar mascarillas para todas aquellas personas que tenían de obligado cumplimiento asistir a sus puestos de trabajo cuando aún no se sabía la efectividad de la misma, y un sinfín de cosas que resolvieron con soltura los meses que la vida nos deparó entre las cuatro paredes de nuestras casas.
¿En qué te inspiras para escribir un pregón?
Cuando me llamaron del Grupo Parroquial de devotos del Santísimo Cristo del Perdón, a la que pertenezco desde los 3 años de edad, para darme la gratificante sorpresa de que 5 años después me volvía a subir al atril para pregonar la grandeza de ese Cristo, que no muere, sino que resucita en nuestros corazones, mi mente inquieta empezó a calentar motores, y tanto fue así que en un fin de semana estaba escrito en su totalidad. Cuando las palabras brotan del corazón, hay que dejarlas fluir y que se plasmen en el papel a golpe de tinta y bolígrafo. No hay más verdad que la que te estoy contando. La incertidumbre de la vida me dio de bruces y el Santísimo Cristo del Perdón quiso esperar un año más para contar toda mi verdad y abrirle mi corazón a Sevilla. Y así fue, en vez del 7 de noviembre del año 2020, el pasado 23 de octubre con, recé y canté toda mi verdad, me di por entero.
¿Si tuvieras que escoger, te decantas por escribir, por cantar o por bordar?
¿Qué dedo me corto que no me duela?
Me defino como una persona ambiciosa, porque a mi parecer quien no tiene ambiciones en la vida, es un alma que vaga, se deja ir, hay que pintarle cara a los reveses de la vida y pelear por tus objetivos, si todo viniera sólo, el mundo sería muy aburrido.
Escribiendo conoces a Álvaro, al cantando descubres a Álvaro y bordando escuchas el corazón de Álvaro, latiendo en cada puntada.
¿Qué es lo que más le gusta de lo que haces?
Me gusta todo. Imagina hasta que punto que hasta mis propias quejas me gustan. Si me levanto cada mañana y me siento en la máquina de coser o en el bastidor y hasta la media noche no me levanto, señal de que se entrega el corazón y todo eso se nota en el trabajo. Me gusta la aceptación del público, me gustan los mensajes de apoyo y cariño que recibo a diario de muchísimas personas, clientes o seguidores, conocidos o desconocidos, de España o del extranjero. Pero sobre todo, lo que más me apasiona de mi trabajo es poder decir a boca llena que soy la tercera generación de una familia dedicada toda la vida a este tipo de trabajo, la artesanía, la costura y el bordado en oro tan propio de nuestra tierra.
Si pudieras dar marcha atrás ¿ Hubieras escogido dedicarte a otra cosa? ¿Tienes alguna vocación frustrada?
Mi vocación y mi trabajo es un plan más que ha puesto el Altísimo en mi vida. Como te comentaba, soy un hombre de fe profunda, y para colmo, he nacido en una familia dedicada a lo que Dios tenía planeado para mí, la manufactura, la artesanía. Soy una persona abierta a todo, y nunca pondré un no en mi boca si se trata de puertas que se puedan abrir el día de mañana a mi futuro laboral o personal.
Ahora que no nos lee nadie, cuéntanos un secreto, una manía…
Si te cuento mis manías podríamos estar todo un día enumerándotelas jajajajaja.
Soy una persona calculadora, vivo en un desorden que está ordenado en mi cabeza (aunque mi madre no lo entienda). Me gusta llevar el control y la gestión del tiempo aunque lo deje todo para última hora. No me considero una persona supersticiosa, pero sólo en el ámbito profesional tengo una superstición, la de no coger ni un sólo alfiler del suelo. Es más, en mi casa se compran cajas de alfileres como tanques de combustible gasta una gasolinera.
¿Un libro para recomendar?
Para mí, el libro por excelencia se titula “El hombre que esculpió a Dios” de Fernando Carrasco (q.e.p.d.), y en referencia a pregones me quedo con el pregón de Alberto García Reyes en el teatro de la Maestranza que anunciaba la Semana Santa de 2017.
¿Un disco o una canción que no puedas dejar de escuchar?
En mi vida siempre hay música, ya sea para trabajar, para estudiar o incluso a la hora de la ducha. No tengo un estilo musical definido, me gusta la música en general, siempre marcando un estilo, más o menos flexible. También soy bastante calculador para ese ámbito y es que a cada artista le designo un que hacer en mi vida. Por ejemplo, Vanesa Martín siempre me acompaña a la hora de dormir, para trabajar, según que cosa me pongo o a Isabel Pantoja o a Miguel Poveda, y así las 24 horas del día.
Alguien a quién admires
A mi abuela Mari. Ejemplo de persona trabajadora, luchadora e incansable en cada reto que se ponga por delante incluso con 80 años de edad. Siempre la he tenido de referencia en todo y para todo. Cuando me hablan de feminismo siempre la pongo de ejemplo. Ella sí es feminista, que ha sacado a una familia y un negocio a la vez trabajando de sol a sol y ganándose la vida con el sudor de su frente. Eso es el feminismo, y no sacar el 8 de marzo banderas moradas.
¿Tortilla de patatas con cebolla o sin cebolla?
¿Traje de lunares o liso? ¿Con volantes o canastero? Pues esto es lo mismo, el libro del gusto esta abierto y en blanco. Personalmente me quedo con el traje de lunares con volantes y la tortilla de patatas con cebolla.
¿Está valorado el arte en Sevilla-Andalucia-España?
El arte, por suerte o por desgracia es algo imperceptible que evoluciona cuando ni si fueras nos estamos dando cuenta. El arte siempre es valorado tras la muerte del artista, muy pocos llegan a disfrutar del triunfo de sus obras en vida, pero queramos o no esa es una de las magias y de los enigmas del arte. Los que nos dedicamos y vivimos por y para esto tenemos más que asumido esta condición.
¿Botellín o cerveza de tirador?
Depende en qué circunstancia. En el camino del Rocío botellín, pero en la bodeguera el acero el tirador está espectacular y acompañado de unos altramuces mejor ni hablemos.
Imagina que llegas a ser pregonero de Semana Santa en Sevilla… Cuéntame que sentirías y como crees que reaccionarías
Ser pregonero de la Semana Santa de Sevilla es un acontecimiento que todo el que se ha subido alguna vez a un atril sueña con llegar hasta el teatro de la maestranza, y como dijo Jesús de Nazaret, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Soy una persona con un extenso abanicos de objetivos a cortos y a largo plazo, y no te niego que este objetivo cabe dentro del abanico, pero siempre confío en los cortos, que son los que se pueden ir alcanzando poco a poco e ir subiendo escalones hasta culminar, en este caso, en el pregón de la Semana Mayor de mi ciudad.
Para terminar, ¿qué obra o cartel que no has realizado te gustaría hacer?
Todo lo que yo pueda decir de mis proyectos es poco, pero si que es verdad, que no se me cae de la cabeza que mi Virgen de la O, la que me ha visto crecer, triunfar y fracasar tenga dentro de su ajuar alguna pieza que haya salido de mis manos. Todo lo que suene a calle Castilla y a la Hermandad de la O, se queda corto para mí.
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