Dos orillas de un mismo cauce, cauce y causa de una mirada que se tuerce y se retuerce atendiendo a ambas calzadas.
La espera que se anhela sin desesperar; esperanza sobre él, esperanza de su llegar, su contemplar. Luces que iluminan su pasar.
El frío como compás, castañas asadas se encargan de lo ambiental. Dos contextos, un motivo, poco o mucho que celebrar.
Palabras que son ley, leyes que se hacen oración para una devoción que no deja de soñar y soñar con una nocturnidad en vela, queriendo escuchar unos tunantes muy tunos que entre clavelitos y bandurrias a sus pies se rendirán.
Puentes habrá, ¡pero como tú ninguno!
Permitan la chanza literaria inicial, la metáfora causal, constitución e Inmaculada, poco o mucho por celebrar.
Sevilla tan Mariana, Sevilla tan legal y por el cauce central, un martes laborable que muchos se anhelan saltar.
La totalidad encaja en mí versar, la totalidad espera sin cesar su llegada con la puesta esperanza de gozar y gozar.
Llegan jornadas de paz, de Belén por montar, de serrín por derramar, de Portal, pastores y los dos borrachos en el bar. E incluso en el Portal.
Gocen pues de estas letras, de estas fechas que volarán, y anuncien en sus casas lo que ha de llegar.
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