Porque en Cádiz el único golfo es el mar, decías en tu popurrí y bueno, aunque no estemos de acuerdo, fue tu manera de dedicarle a Cádiz, a ti Cádiz el tipo que todo comparsista termina vistiendo relacionado con la mar…
Muchos te tachaban de; otros mientras, disfrutábamos de tus letras porque mucho antes de esta comparsa, tanto que tal vez jamás ni siquiera lo pensaste, ya disfrutábamos con la golfería de tus letras inolvidables, tus pasodobles cristalinos y unos cuplés gamberros y si no, disfruten con cualquier pase de Las ruinas romanas que pa ruina, la del jurado… por suerte eso nunca te importó.
Mientras, regresamos al 2005 y leyendo detenidamente tu Presentación, toca destacar palabras mágicas que siempre te acompañaron en la vida, la vida, la vida… como terminaba el mismo como revolución, y victoria, como tu Playa…
Aunque sonaba a Cadi y olía a Cadi y sabía a Cadi, nunca fue una comparsa que terminara de enamorar al propio Juan Carlos que escribió esto en el Diario de Cádiz sobre ella:
“Ensayábamos en una casa vacía. El único mueble que había allí era el Búho, que afinaba mu bien, pero aburría hasta al que pasaba por la calle. Un día, denunciaron al dueño de la finca, pero no por el ruido, sino por el coñazo que era escuchar 125 veces seguidas el mismo pasodoble. Yo na más que iba al ensayo un día a la semana porque, además de estar viviendo en Chiclana, trabajaba en Ubrique. Y el día que iba no aguantaba más de medio ensayo. Confieso que cuando empezaba el punteao, yo me iba a la Barraca a comprar gusanitos y, cuando volvía, todavía no habían llegado al trío. Y al Teatro ese año no iba nervioso, sino agobiao, de saber que iba a tener que estar 25 minutos entre bambalinas sin fumarme un cigarro y sin poderme ir por respeto al grupo. Y, por cierto, el repertorio que compuse no tenía nada que ver con lo que salía de las gargantas de los marineros. Y eso que ya por aquel entonces había dejado la droga. Pero por momentos creía que había acabado de tomar LSD.
Como verás, querido lector, no estoy muy orgulloso de aquella comparsa…»
Como curiosidad de este año, os mostramos un pasodoble que se quedó sin cantar en las Tablas del Falla:
Corazón...
Tengo un corazón divido en dos partes:
las cosas con arte y las cosas con gracia.
Corazón...
es un corazón que cuando se desboca
se me vuelve loco por su chirigota y por su comparsa.
La chirigota fue como su mujer,
su más fiel compañera,
siempre la tuvo a su vera y le hizo reir,
siempre camino con él cantando sus verdades,
con ella conquistó su reino en carnavales.
Ay, pero un día
entró en su vida una comparsa
porque en la casa de las pasiones
el arte cuando pasa desata corazones.
Y loco perdío, corazón mío,
maldita fuera y que lo viera,
que estaba loca,
con lo feliz que era
él con su chirigota.
Corazón...
Tengo un corazón dividido en dos partes
y cuando reparte el amor se arrepiente
porque entonces siente,
llenito de espanto,
que está abandonando a su novia primera
por puñalás traperas y mundos de mentira,
mentiras que por su boca
se pierden y equivocan
hasta mi corazón, corazón, corazón.
Antes de reventar yo sé que volverá
junto a su chirigota, junto a su chirigota.
De golfo a golfo, y temiendo porque los demonios me acompañen, yo también sueño con que el mundo puede cambiar y algún día veremos la victoria de Los Parias…