El sigilo de tus pasos
me perdió en el intento de encontrate,
no fue fácil...
Camaleónico felino,
incapaz de acercarme,
me embrujaron tus ojos
cuando te tuve delante.
Ningún ruido de más,
la sombra del azabache,
inmóvil en tu objetivo
soy la presa que encontraste.
Sigilo y aplomo.
Entre la maleza,
con determinación,
me asomo.
Te miro, te abrumo.
Rezumo destreza,
comienza la acción.
Soy gato, presumo.

Ante ti me detuve, ante tu mirada me petrifiqué, estupefacto te fotografié con el temor de molestarte.
No parecías afectada, tampoco ilusionada. Detrás de esos hierros te mostrabas, leona, Reina de tu manada.
Deja de preguntarte por las vidas que tengo o me puedan quedar y vive la tuya, pensaba el minino mientras observaba al angustiado humano correr mirando el teléfono, el reloj y abriendo su agenda.
Deja una respuesta