Atrapado en tus redes, y con el ansia de leer todo lo que deseo, me sobra información, ejemplos y demostraciones de toda la mierda que se esconde en la sociedad.
Perfiles escondidos, personas escondidas y mucha rabia. La ira y el analfabetismo se hacen protagonistas del timeline incluso en personas que no deben y que no te imaginas en claro rol de ultra radical.
Hoy toca reflexionar sobre el rojo y el verde con el blanco como común… menos mal que algo nos une porque todo lo demás parece separar una sociedad que antaño vivía y se divertía entre amigos en la guasa y hoy parece todo odio, resquemor, celos, envidias y demostraciones evidentes del nivelito de una humanidad que cada día deja más que desear.
Incluyéndome en estas reflexiones, el fútbol es capaz de sacar lo peor de todos nosotros cuando debería servir para echar el rato, disfrutar y cabrearte puntualmente y evadir el covid, el día a día, si fuese regu y poco más. Pues no, es mucho más.
Desde que se supo que el azar nos unió en el sorteo, único momento de unión entre ambos colores, todo se tiñó de negro, de indultos, de calentones indebidos e innecesarios en personas y personalidades que deberían mostrar su lado mejor y no calentar el ambiente, mas si cabe, siendo conscientes de la cantidad de inconscientes que nos rodea. Pues no, todo premeditado.
Y entre unos y otras, la casa sin barrer y se lio cuando menos se esperaba e incluso cuando menos lo necesitaban los verderones. Un palo, trozo de palo o lo que sea de PVC se lanza desde la grada radical de extrema derecha de unos y le golpea a uno de los protagonistas del equipo contrario. Aquí debería finalizar la triste historia, pero no, era sólo el comienzo de una tragedia para los sentidos.
¿No es suficiente? ¿Qué hay que justificar? ¿Reírse de un compañero? ¿Mofarse de algo serio? ¿Insultos? ¿Risas? ¿Desprecio?
Mil y una preguntas sin respuesta porque las demostraciones gráficas responden por sí mismas. Todo un sinsentido.
Mientras, las redes se tiñen de dos colores y cada uno, adecuadamente posicionado en su casillero de color, lanzando -no es el mejor verbo para utilizar- improperios, insultos, desahogos, sin atender a lo que representas e incluso, vídeos caseros, porno homemade amateur, donde lo único claro es que el nivel intelectual es escaso.
Amenazas, enfados, cantecitos, peinetas a una grada vacía, simulaciones de botellazos, risas,… clase.
Como ven, yo también me posicionó al escribir y aunque quería aferrarme al blanco que nos une, me hierve el rojo tras lo vivido y este artículo de opinión termina tan caliente como el propio derbi.
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