Mar en calma, rizada, marejadilla, marejada…
Marejada, fuerte marejada, gruesa y muy gruesa…
Arbolada, montañosa, enorme…
Qué importa el ritmo de vida que lleves, tus conquistas, la altura de las olas, tus desafíos, tus logros, lo rizado del mar, tus amores, lo moderado o no del oleaje, tus desamores, las crestas, las grandes crestas espumosas, lo que veas, lo que no veas sea o no por lo pulverizado del agua. Qué importa…
Qué importa tu altura de miras ni las de las olas que nos tocó surcar, esquivar y vencer como si de un reto personal se tratase o esos manidos propósitos de año nuevo cuando de nuevo solo tiene un cambio de dorsal al que pronto le mirarás la espalda dejándolo atrás.

Lo importante, lo verdaderamente importante es cómo se esfuma ese puñado de arena fina de la isla desierta de tus amores, o ese agua recogida entre tus manos de aquel manantial dibujado por grandes soñadores que se escapa entre tus dedos y cómo aprovechas ese breve instante.
El tiempo, querido amigo, se te escapa el tiempo; se esfuma entre tus manos, se refleja en las cañas de tu pelo, en lo agrietado de tu piel y en lo avinagrado de tu carácter.
Vívelo, exprímelo, disfrútalo porque tus hazañas no serán recordadas mas que por la bondad que dejes y tu Velero está siempre en ruta y el viento sopla con fuerza…
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