Apartada de unos brazos y
alejada de la distracción.
Olvidada en el olvido,
sin luchar por lo que no importa.
Sigue tu sola, ¡adiós! ...
Y cuidado en el camino.
Mi vieja muñeca, cantaba El Barrio,
Pero esta no peinaba canas,
Vestía con una sonrisa triste
Ajada a la rama de un árbol.
Allí sola creía que otro tiempo pasado fue mejor,
No me rindo y aún así lloro
Porque tú abandono me dolió.
No vuelvas, o hazlo,
no me dejes, o sí
Aquí sigo esperando solo por ti.
Cansada de un cuento de princesas, en el que nunca se sintió cómoda. Se quitó sus zapatos de cristal y salió corriendo a disfrutar de la naturaleza. Ella, sola, libre.

Toda la vida juntos,
de la guardería al colegio.
Pintando nuestros mundos
de colores, qué privilegio.
Hoy, te miro a escondidas.
Por vergüenza, que no miedo.
Tras tantas idas y venidas,
ya ni hablarte puedo.
Sin motivo válido,
sin dolor ni aparentes celos.
La vida, que pasa rápido,
y yo, que me marché lejos.
Subida en la cima del tenebrismo, con cara de miedo pendiente de lo que acontece al otro lado se encuentra sin dar crédito a lo que ve.
Hay veces que en la vida mejor ser muñeco y no tener vida para sufrir lo menos posible.
No te abandones en tu día a día; el puchero que esté sobre la mesa y no dibujada en tu cara. Pobre muñeca sin ilusión, títere en manos de una sociedad que te absorbe.
¡Vive! ¡ Sonríe!
Deja una respuesta