En abril aguas mil dice el refrán y las sevillanas del trovador, maestro de la poesía, hoy es su día. Aguas que se adelantaron, semanas que peligran la flor; azahar en peligro de extinción, Primavera movida, Primavera en Sevilla.
Regreso sin marcharme por Cuaresma, nada de Navidad como el Lobo del anuncio. Cuaresma, días de recordar, de volver y revolver, de sentimientos volver y revolver a conquistar y reconquistar. Sentidos por sensibilizar, sevillanía por recuperar, amores por enamorar.

Sevilla en flor, Primavera de azahar, de Soberanos poderes, de vigilias por guardar.
Sevilla florecida, callejuelas por andar, plazuelas donde perderte en una Madrugá.
Sevilla se engalana, enfatícense sus sentidos, saboreen el dulce aroma que transcriben sus oídos. No piensen que este Santo Rey, ha perdido la cordura, solamente son los efectos de vivir, respirar, olfatear y palpar el ambiente cuaresmal, y pensar en esos balcones sevillanos, donde se desborda la maceta en geranio, y el saetero te atrapa ná más empezar.
La Cuaresma avanza y con cada capirote, con cada capa planchada y cada hábito colgado, un corazón alborotado, explota de amor en La Calzá.
Los barrios… ¡ay los barrios! Gentío sin igual, manos labradas sin tallar, gubias que dibujan al aire, maderos por Caridad. Pasos que aparecen en Iglesias, priostías que trabajan sin cesar, todo listo, un último detalle, y ¡cofrades a la calle!, grita el abuelo desde su portal.
Ya se marcha este Rey Santo, con una rima un tanto vulgar, porque es del pueblo llano, de la Feria y su anchá. De Triana y su Catedral, de San Vicente, silencio, cola y ruan, Dolores por El Cerro, Miércoles y un barrio bajo tu manto por refugiar.
Otra torrija, por favor.
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