Aislado, sin contacto aunque contactando cuasi con señales transmisoras de humo. Quizás dé igual el canal si el receptor es capaz de captar el mensaje.
Insisto, aislado en una puta cárcel sin reja de la que libremente puedes salir pero de la que nuestra conciencia y necesidad nos incitan a habitar, con buen talante, aportando y tratando de ser lo más de lo más, hasta que el carcelero quiera.
Señales que susurran a voz en grito queriendo pero sin poder, pudiendo sin querer en un mar de contradicciones que te llevan del blanco al negro saltando y esquivando toda la gama de grises.
La señal es débil, las conexiones se pierden y tu voz entrecortada se atisba en el horizonte de mis pensamientos que más que entender intuyen, más que intuir deducen, más que deducir asumen…
Aislado, en una isla para nada desierta, sin ron, sin palmeras, sin arena que pisar y alisar, sin olas que divisar y disfrutar, sin sol por solear.
Dispuesto siempre, aislado casi, a la Puertas de la Libertad, encarcelado porque esa Libertad es una mide nuestras mentiras más arraigadas.
Ocupado, obligado, orgulloso… o no.

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