Se nos ha ido en un suspiro, con todo lo que hemos esperado.
Se nos ha marchado agotada por tanto desengaño.
Se ha esfumado, entre agua, quejas y retraso.
Si, se nos ha acabado nuestra semana grande. La semana de los “no me gusta esto y aquello”. La Semana Santa de la ojana y el criticarlo todo. Una Semana Santa que ha sufrido micro clima y macro gente.

No se ve lo mismo desde dentro de una hermandad, la tuya o la mía…cualquiera, que desde fuera. Todo da igual.
Se ha clausurado esta semana pasada, como los bares así también lo fueron durante el transcurso de la misma y en la que el nazareno ha sido maltratado una vez más durante su protestación de fe.
Se escapó la Semana Santa más huérfana que nunca de sus cuidadores, los del Consejo que nunca tienen tiempo, porque para ellos la espera siempre es poca y nunca llevan relojes. Ese es el valor que te dan los engominados y enchaquetados que solamente te quieren para la foto.
Pero ¿quién va a cuidarte la próxima primavera?. ¿Quiénes velarán por ti y tu seguridad?. ¿Quién apuntalará tu legado?…
Es todo una incógnita, mientras algunos nos dejamos los pies, el alma y el corazón por defenderte y protegerte semana nuestra, otros miran sus bolsillos, su foto y su interés personal.
Pero tu no te preocupes amada nuestra, que utilizaremos como arma la educación, haciendo herederos a los más pequeños e intentando hacerles comprender que deben saber perdonar, porque muchos de los nombrados antes no saben lo que hacen.
Semana Santa nuestra, tu sigue tu curso, tu ritmo, sin prisa pero sin pausa. No vuelvas a detenerte más. No nos hagas rabiar … e intenta llegar entera al año que viene.
Aquí, tus fieles, tus devotos, tu gente…seguiremos esperándote.
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