No por avisadas sorprenden o dejan de sorprender y es que los pronósticos estaban claros, se avecina tormenta a pesar de un día soleado y tras la misma, caída.
No va a ser una caída dura, nunca lo es salvo sorpresa mayúscula e incluso innecesaria; solo pondrá en su sitio ese termómetro de sensaciones donde muchos aplaudirán y otros aprovecharán la coyuntura para elevar la pizarra del “Te lo dije”.
Aquí no valen aplicaciones, comentarios ni escritos más o menos densos, tampoco cuenta la experiencia porque dicen que nuca llueve a gusto de todos. Y qué verdad es…
Ahora todo son aplausos, o no; todos son críticas poco o nada constructivas, o no, y es que en este mundo de contrastes, de contrastadas opiniones sin contrastar, todo es motivo de comentario. Ya depende de usted aceptar el nivel y decidir si la caída es consecuente, o no. Aceptada tiene queque serlo; como se suele decir “es lo que hay”.
Tras un aparataje importante, tras un camino poco ruidoso llegó el momento. Atrás quedaron sensaciones agradables, buenas o muy buenas donde siempre había algún disconforme que aportaba su aportación para deportarle.
Llegaron las caídas y toca abrigarse abre la crítica porque el termómetro marca temperaturas mucho más bajas de lo esperado y con aires desagradables.
Ya lo decían las predicciones…
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