Un descubrimiento en twitter, unos tuits intercambiados que nada tenían que ver con lo que nos ocupa, un mensaje privado de curiosidad y aquí estamos frente a frente.
Disfruten, al menos, tanto como nosotros…
-Dinos, ¿quién es Enrique De la Cruz?
Soy un tipo normal al que le gusta escribir novelas en sus ratos libres.
-¿Y ese @navegante_no?
Es la reminiscencia de un blog que tuve hace un tiempo. Escribía reseñas y pequeños artículos sobre literatura.
-Tras estos años vividos, siempre nos gusta preguntar acerca de cómo ha vivido la pandemia y aquellos meses de confinamiento.
Con mucha incertidumbre, rayana en el miedo, producto de los casos de gente que conoces. Familiares, amigos, vecinos…, todos vivimos casos muy duros cerca. Fueron meses muy complicados para todos.
-Cuenta en la bio de su web personal que comenzó con la escritura una vez entrado en los cuarenta, ¿a qué se dedicaba anteriormente? ¿Nunca le picó la curiosidad de escribir, antes?
En realidad siempre tuve la idea de escribir en la cabeza, pero me resultaba algo inalcanzable. Nunca me lo tomé en serio. Luego, con el auge de las redes sociales, entendí que era más accesible para la gente nueva. Conocí a mucha gente que escribía como hobby. Así que empecé a escribir relatos para presentarlos a diversas antologías y, al ver que eran elegidos y que podían gustar, me lancé a escribir algo más denso.
-Es el momento de que nos hable de sus novelas. Comenzamos por “Y una moto negra”…
Fue una primera toma de contacto con el mundillo editorial. De la mano de libros.com, empecé una campaña de crowdfunding con la que recaudamos suficiente como para publicar la novela. Fue una bonita experiencia porque me permitió conocer el proceso de trabajo con una editorial.
Como novela, es la historia de un chico de barrio que, por ayudar a un amigo, se ve metido en ciertos asuntos turbios.
-¿Y de “La Espera” y “Los Robles?
La primera es una obra que no puede encuadrarse en el género negro. Es un drama rural en la España previa a la Guerra Civil. Me sirvió como piedra de toque para autopublicar en Amazon. Es una obra especial para mí, una historia muy intensa.
Sobre “Los Robles” lo mejor que puedo decir es que está gustando mucho. Dentro de mis modestos números, la novela está funcionando bien. Es una novela que rinde homenaje a los grandes clásicos del género negro, bebiendo de ellos a lo largo de todo el relato. Espero, además, que los personajes y el escenario de “Los Robles” tengan proyección en otras novelas.
-¿Tienen algo en común, salvo su autor, las tres novelas?
Son muy distintas. “Y una moto negra” es una novela que es más cercana, en el tiempo y en el ambiente. Es una historia que le podría ocurrir (valga la expresión) a cualquier chico de un barrio de una ciudad mediana de España.
“Los Robles” es una historia clásica de las de blanco y negro, ambientada además en la frontera entre Estados Unidos y México, totalmente alejada de nosotros.
Y por último, “La espera” es una obra totalmente distinta a estas dos: un único personaje central colocado en una situación límite.
Son tres obras muy distintas, sin duda.
-Cuéntenos, si puede, alguna manía de esas confesables…
No soy una persona de grandes manías. Antes, cuando jugaba al fútbol más en serio, sí tenía manías a la hora de vestirme. De esa época me he acostumbrado a calzarme primero el pie derecho.
No es una gran manía, pero es la mía.
-Siempre hay comentarios sobre que unos escritores se inspiran más a ciertas horas, de día, de noche,… ¿alguna predilección?
Como escritor no profesional, me tengo que ceñir al tiempo que me deja el día a día y lo normal es robarle horas al sueño, normalmente por la mañana. Prefiero madrugar a trasnochar.
-Nosotros confesamos que hace unos años, la auto obligación de escribir nos llevó a cerrar las puertas de La Morada por un tiempo, coger aire y regresar con las pilas cargadas, cuándo tiene un mal momento, ¿algún método para retomar la escritura o sale corriendo y abandona los papeles en blanco?
De momento no he tenido que dejar de lado la escritura, ni siquiera por un tiempo; supongo que es la parte buena de no estar atado a unos plazos. Escribo cuando puedo, sin mucha presión, la verdad.
-Un escritor a quien admire o que le haya influenciado.
Admiro el talento y la erudición de Umberto Eco, una persona brillante. También admiro a Borges, ambos tienen (o tenían) ese aura de sabiduría y de inteligencia que los convierte en los maestros perfectos.
-Hablemos de música, ¿algún cantante o grupo que le guste especialmente?
Mi grupo favorito es Guns N’ Roses, principalmente porque lo escuchaba en mi juventud.
Como disco, me gusta mucho “The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars”, de David Bowie. Es una joya de álbum.
-Y ahora nuestras preguntas fetiche, ¿tortilla de patatas con o sin cebolla?
Me gusta con cebolla, pero tiene que ser un toque nada más.
-¿Botellín o cerveza de tirador?
De tirador.
-Bien, una vez saldada nuestra curiosidad, ¿piensa que en España es posible -habíamos escrito fácil- vivir del mundo del libro?
Es posible, hay bastantes escritores y escritoras que viven bien de este oficio. Ahora también se ha extendido este éxito a los autopublicados, pero es a base de mucho esfuerzo y horas y horas de buen trabajo. Posible, sí; fácil, no.
-¿Qué nos dice de sus próximos proyectos?
Pues me alegra decir que mi próxima novela ya tiene título y casa. Se titula “Una última apuesta” y laeditorial que la publicará es Cosecha Negra Ediciones . Es una editorial andaluza que ha entrado con fuerza en el complicado mundillo editorial.
Sin adelantar demasiado, es una novela en la que las casas de apuestas que llenan las esquinas de las ciudades tienen un papel central.
-Por último, nos encantaría que nos diera más motivos para correr a las librerías a comprar sus libros. Díganos…
A mí me gusta pensar que son novelas que aúnan el entretenimiento y cierta profundidad de ideas. Esa es mi intención a la hora de escribir y, sinceramente, en las obras que he publicado hasta ahora, creo que he conseguido este propósito.
Muchísimas gracias por esta entrevista, por el trato recibido y por ese relato maravilloso que incluiremos con toda la ilusión del mundo en la revista del mes de junio.
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