Tres segundos se marcharon mientras escribía el titular, tres minutos pensando cómo comenzar, tres horas esperando qué decir y cómo acabar, tres años sin ti, tres décadas por llorar, tres siglos que aguardar…
Trescientos sesenta y cinco días tres veces tres, cincuenta y dos semanas que se repiten también por tres, minutos y segundos que se desmoronan en relojes parados que perdieron sus tres manecillas, otra vez tres.

Ayer comenzó todo nuevamente, pero nada seguirá siendo igual. Me da igual ser injusto, de verdad que me da igual.
Coplas inundaron las Tablas, ilusión, letras nuevas, melodías nuevas y nuevas agrupaciones… y mejor callar.
Hoy no vengo a criticar y sí a recordar y recordarte aunque tus Presentaciones despiertan mis días, sufrimos algún que otro pasodoble de esos tuyos escritos y otros por cantar. Siempre hay una carcajada con uno de tus cuplés por medio y qué te digo de tus popurrís… la vida. Siempre una frase, una cuarteta por tararear que se ajusta a la medida del momento y ahora no se me ocurre ninguna para seguir contando y descantando, cantando y descontando, cortando el suspiro…
Tres años van y no me lo quiero ni imaginar, no quiero. Yo que solo soy un seguidor, fanático, pero vulgar seguidor no quiero imaginar lo que debe ser el vacío de la pantera del pantera y la carita de tu Príncipe cada día preguntando por su papá condenado, ángel caído…
Mientras, un peregrino que se siente millonario al sentir tus coplas, golfo serenissimo, bohemio inmortal y ladrón llora tu ausencia.
Creo en ti, Capitán…
Deja una respuesta