Enorme caudal dulce de agua en la que saciar las calores. Pajarito que vuela, nada de cazuela; a la fuente a beber.
Fuente de la que beber, sabiduría heredada de sus mayores, contraste de sensaciones.
Descanso del navegante volador que, con calma en dicha orilla, refresca sus alas, y moja su pico antes de volver a volar.
La libertad del que vuela sin mayor atadura que su propio destino. Tengo sed, bebo; tengo calor, me refresco; tengo libertad y por eso vuelo…
¿Qué desafío le deparará en cuanto eche a volar?
La vida misma lo es; no cargar con la maleta de nadie, vuelo rasante por el placer de volar.
Bien me recuerdan sus alas al velamen de mi embarcación, surcando mares y cielos, por el noble arte de vivir en paz, en constante búsqueda de la felicidad.
Volar… vuela y bebe de la fuentes del saber, de unos y otros y apunta de tu diario hasta lo malo, aquello que no hacer.
Me está entrando sed, ¡grumete, más ron!
Vuela, bebe, vuela y sacia tus necesidades en Libertad
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