
Volvió Ares.
Volvió al Falla.
Y volvió a llevarse un primer premio.
En la modalidad de comparsa.
En un COAC con un trasfondo raro.
En un mes de junio de Rocío, feria y ensayos de finales de curso.

Pero independientemente de estas premisas, lo más importante es que la pluma del niño de Santa María, el mismo que se crio bajo los cielos de la calle Goleta, ha vuelto.
Volviendo a ser el que nunca dejó de ser, pero esta vez mirándonos a los ojos desde el centro de la agrupación.
Mordiente, directo, rabioso..
Enojado, encorajado, aversivo..
Poeta, bufón apaleado, gaditano..
De todo, menos sumiso..
Martínez Ares ama a su tierra por encima de todas las cosas. El que tatarea alguno de sus estribillos lo sabe. Sus comparsas son declaraciones de amor cuando el sol se hunde por la Caleta.
Lleva años gritando lo que ha cantado este año para que Cádiz se quiera a sí misma y luche como sus obreros, como sus hijos, como su gente.
Le duele ver cómo el tiempo pasa y que todo se solucione con purpurinas y tanguillos.
Ojalá esa pluma que tanto y tanto y tanto nos ha dado no se agote, pues me temo que cuando ese día llegue, Cádiz y su carnaval sí que se convertirán en sumisas.
Muchas felicidades Antonio.
Alberto gran artículo,muy bien resumido lo que Don Antonio nos ha querido decir con esta nueva obra.
Eres un gran periodista!
Un saludo